Fiama se encontraba buscando flores para su madre, después de todo debía por lo menos darle algún regalo ya que era su cumpleaños. A María Luz le gustaban las camelias y Fiama esperaba que eso no hubiese cambiado. Por ello al entrar a la floristería fue rápidamente hacia ellas para pedírselas a la empleada.
Mientras esperaba el vuelto, se quedó observando unas rosas rojas que se encontraban en el exhibidor. Rosas rojas como las que le había regalado a aquel chico en dos ocasiones. Aquellas flores le hacían recordar a su gran amor.
«Por lo menos él debe tener una vida pacifica. »
Saco el anillo que estaba atado a la cadena que escondía entre sus ropas para acariciarlo. Curiosamente aquel collar nunca la abandono durante aquella tragedia.
La florista interrumpió sus pensamientos dándole su vuelto.
La mujer agradeció y salió lista para aquel reencuentro.
Por suerte ya había logrado manejar su ansiedad por lo menos por hoy.
Cuando llegó a la casa notó que el portón estaba abierto. Supuso que debido a que estaba en un barrio residencial, confiaban mucho en la seguridad, así que solo entro.
«Capaz es muy temprano»
Empezó a debatirse si seguir o irse ya que su plan solo era preguntar por su madre y hablar con ella en privado, pero capaz estuvieran pensando en hacer una fiesta.
«Debí haberlo pensando mejor»
Una mujer vestida de empleada se acercó a ella cuando la vio cerca de la puerta.
ꟷDisculpe ¿usted es invitada de la señora?
ꟷPues, noꟷrespondió ya que estaba segura de que su madre no la estaría esperando. ꟷ¿La señora está esperando gente?
ꟷSí
La mujer la observo atentamente y al reconocerla la sorpresa la inundo. María Luz le había mostrado fotos de su hija fallecida, y estaba segura de que ella era esa mujer.
ꟷ Yo solo queria hablar con María Luz, pero creo que va a estar ocupada, así que le hablare por teléfonoꟷdijo lista para marcharse.
La mujer la detuvo tomando su brazo.
ꟷ¿usted es su hija mayor?ꟷpreguntó sin poder creerlo.ꟷ¿La muerta?
ꟷSí, eso es lo que dicen de miꟷrespondió divertida.ꟷ No estaba muerta, solo estaba de parranda.
La mujer la observó extrañada por aquel comentario. No estaba acostumbrada al sentido del humor de Fiama.
ꟷSeñorita, su madre ha llorado mucho por usted. Por favor, no se vayaꟷpidió la mujer ignorando la broma.
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La tercera es la vencida
RomantizmFiama nunca fue la persona con más tacto, o más bondadosa, o más amable. Es más, se podía decir que solo era una niña linda que hacia y deshacía como quería. Nadie podía darle ordenes. Nadie podía limitarla. Y nadie pensaría que aquella chica que t...