26-A su manera

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Buscaron durante dos días, pero parecía que se la había tragado la tierra. Además, nadie había visto nada así que no tenían ninguna pista de ello.

La teniente se encontraba sentada en una de las mesas del "rincón de las flores" mientras iba liberando de sus labios el humo del cigarrillo. Hace algunos años había empezado a fumar, al parecer aquello le calmaba los nervios así que solía hacerlo cuando se sentía impotente y últimamente eso era bastante habitual.

ꟷOtra niña más. Esto es de nunca acabarꟷdijo doña Flor quien se había sentado junto con Fiama.

ꟷEs como si se la hubiese comida la tierra. Desaparecen sin rastro alguno. Intente correr hacia el sur, pero probablemente ya se habrían marchadoꟷle daba golpecito a su cigarro para que las cenizas cayeran en el cenicero. ꟷNo creo que la encontremos.

Fiama se sentía tan inútil. No importaba lo mucho que se esforzara, siempre el resultado era el mismo. No tenía el poder para hacer cambiar las cosas y quienes si lo tenían no hacían un uso adecuado de ello.

ꟷ Todos saben que estás haciendo lo posibleꟷla consoló Flor quien miraba como la teniente se compadecía de si misma.

ꟷPero no es suficienteꟷmurmuró exhalando el humo.ꟷ Estoy a estoꟷcon los dedos hizo una distancia cortaꟷ de mandar todo a la mierda y empezar a arreglar las cosas a mi manera, porque al parecer, por la vía legal es inútil.

ꟷ¿Y cómo es a tu manera?

ꟷPeligrosa y capaz me echen, pero esos viejos me siguen ignorando y el ardido de mierda no me quiere escuchar.

ꟷTeniente, haga lo que usted sienta que es lo correcto.

Fiama suspiró.

No podía seguir tan pasiva esperando que aquello viejos se apiadaran de unas pobres niñas, ya que probablemente eso nunca pasaría.

ꟷTendré que portarme malꟷdijo asintiendo hacia su amiga.

Se levantó de la mesa y salió del bar.

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Samuel había quedado para almorzar con sus padres, así que ahora se encontraba en la casa familiar. Solo esperaba que Lara y su madre llegaran, pero probablemente eso llevaría tiempo ya que andaban revisando los últimos detalles de la boda.

ꟷVoy a ir a mi habitación a buscar unas fotos que Lara me pidioꟷcomentó Samuel a mientras aún se preparaba el almuerzo.

Su novia le había pedido que buscara entre sus cosas fotos que él había tomado cuando iban a la escuela, pero siempre se le olvidaba, así que ahora que se encontraba ahí sería mejor ponerse a buscar.

Subió por las escaleras y fue caminando por el pasillo hasta llegar a su antiguo cuarto. Hace mucho que no pisaba ese lugar. Vivía solo desde los 24 y hace dos años había empezado a vivir con Lara. Por suerte la convivencia había sido muy buena por eso la relación ya había llegado a tales instancias.

Empezó a buscar entre sus cajones, pero al parecer no había rastros. Solo había un poco de ropa que le había quedado. Siguió su búsqueda en el armario, pero como supuso ahí ya no había nada. Pensó darse por vencido y esperar a que su madre llegara para preguntar sobre el paradero de las fotos, hasta que encontró una caja de zapatos solitaria en una esquina de aquel armario. Lo tomó extrañado ya que no recordaba aquella caja, la abrió y al fin encontró todas esas fotos que había tomado cuando tenía aspiraciones de fotógrafo. No es que hubiese dejado aquel hobbie, es más hasta había trabajado de eso en sus épocas de necesidad y en sus comienzos él era el que se encargaba de la fotografía en esa pequeña agencia. Sin embargo, no recordaba haberlo puesto en una caja.

La tercera es la vencidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora