Nahás en la cárcel (Parte 1)

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Nahás fue llevado a la cárcel de Faelt, ciudad principal de Rafet, que era más bien un anexo de la explanada del cuartel del Keios Kank y fue colocado en una celda aparte. Brial, al finalizar sus labores lo iba a visitar, pues tenía sentimientos de culpa. Sabía que si no fuera por su llegada al lago Torripe, Nahás seguiría libre en el bosque Jasín; pero por salvarla ahora estaba encarcelado.

En el reino de Plata las cárceles servían solo como lugares para detener de forma temporal a una persona inculpada, hasta que el Juez revisara su caso. Una vez que se dictaba la sentencia, en caso de ser inocente se debía liberar a la persona sin cargos. En caso de hallarse culpable de una falta menor, se debía liberar con una pena (había reglas de restitución según el daño). En caso que la falta fuera mayor, debía ser ejecutado. Con esas leyes inflexibles, a los hombres les nacía un ferviente deseo por obedecer.

Nahás extrañaba a Rorr, Mik, al gran Ki-Ha-Roga y a todos los animales. Ahora entendía a lo que se refería el Guardián cuando lo estaba despidiendo, él sabía que era un viaje sin retorno. Poco a poco fue entendiendo que los reptiles eran odiados, pues al principio los hombres encarcelados lo miraban con desprecio y lo insultaban. Además, fue cayendo en cuenta que sus días en la cárcel serían muchos. Brial le enseñó a leer y escribir, le platicó sobre la Luz, el Hombre de Plata, la estructura militar comenzando desde el Karuno, los Keios, los Kalos y los jefes de escuadrones, también le platicó de las costumbres de Rafet. Le enseñó a contar el tiempo y a distinguir las estaciones.

Nahás le preguntó a Brial de dónde provenían los reptiles. Ella le comenzó a explicar que los reptiles caen desde las nubes. No caen en días despejados, sólo cuando hay nubes. Según su experiencia, había tres tipos de reptiles: Los comunes, que eran muy similares a él, pero de colores oscuros (café, azul, marrón, verde o completamente negro), estos aprendían a hablar luego de algunas semanas, pues eran muy inteligentes.

Estaban los pequeños, que caían de las nubes siendo reptiles de menor tamaño, que se arrastraban y luego crecían hasta convertirse en los reptiles comunes. Tardaban más tiempo en aprender a hablar. Además, eran difíciles de hallar pues se confundían con los reptiles naturales, como las serpientes o los lagartos.

Y por último estaban los grandes reptiles, que no se sabía si eran reptiles comunes que se volvían más grandes o si caían con esas proporciones desde las nubes. Eran más fuertes, inteligentes y sagaces. En los rollos históricos se mencionaron algunos, pero ella había sido testigo de uno llamado Zarri y ahora de Ma-nóm.

Los reptiles que caían de las nubes no eran de la misma especie que los reptiles naturales como las serpientes, tortugas o argogs, porque en Amna los argogs no caían, sino que nacían de otros de su especie. Para no confundir a los reptiles naturales con los que caían de las nubes, a estos últimos se les llamó "reptores" en algunos rollos antiguos, tal y como se les siguió llamando en el dominio de Dogo. Pero los habitantes de Amna insistieron en llamarlos "reptiles" también.

Brial comentó que el origen de los reptiles era un misterio. Se pensaba que eran una señal que el último día, el día del Safat, estaba muy cerca. Sin embargo, quienes estudiaban los rollos pensaban que tal vez habían sido enviados por la Luz por una razón más grande, pues reptiles comenzaron a caer precisamente cuando los dominios se habían consolidado en reinos independientes.

Cuando los reptiles comenzaron a caer de las nubes, los reinos abandonaron todas sus intenciones de guerra y se prepararon para defenderse de esta fuerza novedosa, inteligente y despiadada. Además, la caída de los reptiles preparó el camino para que los siete reinos del Sur se unieran al Hombre de Plata, cuando este llegó desde Veter.

En resumen, los reptiles, aunque eran un problema y parecían una señal de la llegada del día de Safat, desde una perspectiva más amplia podían interpretarse como un retraso de la corrupción de Amna y aplazaban tal día. Esta forma de pensar era repudiada por muchos de los habitantes del reino de Plata, pues consideraban que la Luz no podría actuar de esa manera.

El reino de Plata. Los tres reinos de AmnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora