La función principal del ejército de Plata es acabar con los reptiles que caen desde las nubes. Estos seres extraños son malvados por naturaleza e implacables en violencia.
La Kalos Brial halla a un reptil de color azul llamado Nahás que no tiene m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando los soles se hubieron ocultado completamente, dieron paso a la luz de las lunas Mio, Gaio y Boro. Ludgo les comenzó a preguntar a los soldados por sus familias. Por desgracia, la mayoría tenían historias de parientes muertos por reptiles, que los había movido a enlistarse en el ejército. El Kalos entendió que era un pésimo tema —y sí, lo era.
Ludgo cambió la conversación, así que les comenzó a enseñar sobre las lunas de Amna y de la historia de aquella que no estaba esa noche en el firmamento, la pequeña Aura. Según las historias, antes era la más grande de las cuatro, pero con el paso de los siglos se fue haciendo más chica. Como el Hombre de Plata les enseñó a los primeros Jueces, las lunas eran rocas que giraban alrededor de Amna sin salirse de su órbita. Pero Aura se fue alejando hasta convertirse en la pequeña luna que es ahora. Dentro de unos siglos tal vez no sea posible verla, pues su luz no será mayor que la estrella más pequeña.
Bak llegó al salón y les pidió que se quedaran sentados. Nahás sintió cómo su corazón empezó a latir más fuerte y mirando debajo de su capa pudo notar cómo las marcas que tenía en su cuerpo comenzaban a emitir una luz muy tenue.
Al principio pensó que las reacciones de sus marcas se debían a la llegada de Bak, pero luego comenzó a discernir que se trataba de algo más, alguien los observaba desde el bosque. Como Brial parecía estar muy contenta con la plática, decidió cambiar su semblante y simuló que nada sucedía. Bak preguntó sobre la misión a Sinn y la salud del Kalos Kano, cuya familia era de Lene, una ciudad de Ligal.
Luego de un tiempo en el que Bak y Ludgo se extendieron hablando de sus esposas y sus hijos, y de cuánto los extrañaban mientras estaba en servicio, decidieron terminar la cena e irse a dormir. Todos se fueron a bañar, pues durante los viajes en que acampaban sólo se aseaban con trapos mojados. Luego de un tiempo, se acostaron.
Nahás no podía dormir, así que se levantó en la noche notando que las marcas de su torso se habían vuelto levemente más brillosos. Salió de su habitación tapándose con su capa de viajero y se dirigió con sigilo hacia donde sus marcas brillaban más.
Caminó por el pasillo con naturalidad, por si era visto por algún soldado iba a fingir que se había perdido. Al no encontrar a nadie subió las escaleras hasta el siguiente nivel y sus marcas comenzaron a brillar más. Entendió que lo que fuera que detectaran sus marcas las hacían brillar más en cuanto subía los niveles de la torre. Como ya había subido muchos niveles temió que la excusa que "se había perdido" no fuera a ser creíble, así que tomó una actitud más sigilosa.
Subió al piso siguiente y la luz de sus marcas brilló menos. Regresó al piso anterior y volvieron a brillar, se movió en medio del pasillo de ese nivel y mientras se acercaba al cuarto que miraba al Noroeste, esto es, hacia el Gran Lago, sus marcas brillaron mucho más. Decidió salir por una ventana, trepar por la pared externa y echar un vistazo al cuarto desde el ventanal que daba hacia el lago.