Bienvenidos al último capítulo de este libro. Espero les haya gustado aunque todavía esto continúa en "El Reino Rojo".
Agradeceré sus comentarios y aportaciones.
Dios los bendiga
El reptil azul y la Kalos de Rafet llegaron a donde se resguardaban los argogs, a orillas del Gran Lago. Kipumk reaccionó en cuanto los vio, levantándose. Los soldados que los cuidaban, que eran cuatro, al verlos preguntaron qué le había pasado a la Kalos. Al parecer no habían sido advertidos de lo que había pasado en la fortaleza.
—Necesitamos el argog de la Kalos. Ése que está allá —Nahás señaló a Kipumk.
Los soldados no le creyeron, pues Brial no decía nada. Sabían que no debían matar a Nahás, pero tampoco podían recibir órdenes de él. De entre los árboles salió el Keios Bak, seguido de su Kalos Miendras y 15 soldados más.
—¡No opongas resistencia, Nahás, ni dañes a la Kalos Brial! —exclamó el Keios.
—¡No seas mentiroso Bak! —le respondió Nahás con furia. Los cuatro soldados, liderados por un joven llamado Noahla, al escuchar esto se enojaron pues era un insulto grande llamar mentiroso a un Keios—. Te vi con esa reptil y sé que eres dominado por ella. Eres su esclavo.
—¿Yo soy un mentiroso? —dijo Bak con una sonrisa en su cara—. Los reptiles como tú son y siempre han sido unos mentirosos naturales ¡Vaya que llegaste muy lejos engañando a Kank, sus Kalos e incluso a mí! Pero entraste con tu espada en mi cuarto y si no fuera por mi reacción, me hubieras matado ¡Cobarde!
Los soldados que cuidaban los argogs desenvainaron sus espadas y amenazaron al reptil. Nahás tomó a Brial y la comenzó a arrastrar hacia el establo donde estaba Kipumk. Los soldados de Bak lo interpretaron como si la estuviera tomando como rehén y entesaron sus arcos, apuntándole. Nahás logró desatar a Kipumk, el cual se comenzó a estirar esperando ser cabalgado.
—No permitan que vaya volando —mandó Bak—. Si es necesario, maten al argog.
Brial, al escuchar esto, abrazó a Kipumk.
—¡No, por favor, Keios Bak! Por favor no le haga daño a mi argog. Todo ha sido mi culpa. Yo he sido la culpable de todo esto.
Los soldados, al ver a una Kalos en el camino de sus flechas, dejaron de tensar sus arcos, pero no los bajaron.
Nahás alzó su brazo y haciendo que brillara con una luz poderosa, los cegó, con un chiflido le dio la orden a Kipumk de elevarse y dejó a Brial en el suelo, llorando. Las poderosas alas del argog los elevaron mientras el aire levantaba la arena. Las marcas del torso de Nahás brillaron y desde el lago salió una cola escarlata que golpeó a Kipumk. El argog trató de mantenerse en vuelo, pero al no poder recomponerse, cayó sobre el agua no muy lejos de la orilla, pero sí de donde habían ascendido.
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El reino de Plata. Los tres reinos de Amna
FantasyLa función principal del ejército de Plata es acabar con los reptiles que caen desde las nubes. Estos seres extraños son malvados por naturaleza e implacables en violencia. La Kalos Brial halla a un reptil de color azul llamado Nahás que no tiene m...