El viaje a Sinn (parte 2)

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Al tercer día llegaron al rio Nibar. Los soldados que habían viajado en argog ya los estaban esperando y habían preparado el terreno para colocar el campamento. En el lugar ya estaban los cuatro Kalos y los jefes de escuadrones, entre ellos Dana y Hial. En Catamo había una estación de vigilancia del ejército de Plata, pero como querían tomar por sorpresa a la ciudad, decidieron establecerse lejos, en el margen del río.

Cuando hubieron instalado el campamento, el Keios Relján reunió a los Kalos, los Kios (infantería) y los Kies (argogs) y les explicó cómo se llevaría a cabo la operación para extraer a los líderes de la ciudad de Catamo. A diferencia de las aldeas, acabar con una ciudad entera se trataba de una situación injusta, pues la maldad no era generalizada. Así que irían contra el líder Bed y su círculo más cercano, conformado en su mayoría por familiares.

Esa misma noche asaltaron la ciudad. Los Kios (infantería) entraron por las calles de la ciudad desde diversos puntos y tomaban los lugares designados como estratégicos. Los Kies y los Kalos volaron directamente hacia las casas de Bed, sus familiares y demás líderes corrompidos, tomándolos por sorpresa. Los argogs de Rafet fueron suficientes para cubrir todos los lugares que debían sorprender, pues sus casas estaban repartidas por toda la ciudad. No hubo bajas de parte del ejército, aunque algunos de los guardias que resguardaban a los líderes sí tuvieron que ser eliminados.

 No hubo bajas de parte del ejército, aunque algunos de los guardias que resguardaban a los líderes sí tuvieron que ser eliminados

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Llevaron a Bed y a los líderes hacia el campamento en el río Nibar. El Keios Relján los interrogó a cada uno, obteniendo la ubicación del reptil y los nombres de todos los practicantes de las enseñanzas de As-Milba que todavía quedaban en Catamo. Los llevó al río y ordenó a sus soldados quitarles la ropa para dejar al descubierto los aros que se habían hecho en el cuerpo. Habían hecho de su carne el tablero sobre el que se podía practicar la adivinación. Luego de emitir su condena, fueron degollados por el mismo Relján y tirados sus cuerpos en la corriente del río.

—Si otros hombres los llegan a encontrar entenderán que fue un juicio de la Luz en cuanto vean las marcas en sus cuerpos. Aprenderán con el ejemplo —concluyó Relján. El ejército de Plata era intolerante a las faltas graves y era necesario ejecutar el castigo de inmediato.

Regresaron al campamento donde Relján compartió toda la información que habían obtenido. El reptil llamado As-Milba estaba escondido en las cuevas profundas de la montaña Comol en las que se podía entrar del lado Oeste, donde nacía el río Nibar. Junyo y Kano entrarían con su infantería por la cueva principal, mientras que Barao y Brial se introducirían con los argogs por las cuevas superiores, procurando evitar que el reptil se escapara. Nahás iría con Brial, siendo ella la total responsable del actuar del reptil. Barao no le gustó la noticia, pero decidió no hacer prejuicios.

Al día siguiente, cuando los soles estaban en su punto más alto, levantaron el campamento y se dirigieron hacia la montaña Comol, siguiendo el cauce del río en sentido contrario. Llegaron a las faldas de la montaña y volvieron a acampar. Relján decidió liberar a Nahás, pues los soldados ya estaban acostumbrados a su presencia. No tenía sentido tenerlo encerrado si al día siguiente los iba a acompañar en la incursión.

—Si nos ha de traicionar, que lo haga mientras dormimos— le dijo Relján a Kank con cierto sarcasmo, pues se habían reunido a planear la incursión.

Cuando Yarmo y Vareo aparecieron en el horizonte, la infantería comenzó a caminar, eran 200 hombres dirigidos por Junyo y Kano. Todos los hombres de Kano, incluyendo su Kios Hial, estaban en el grupo que entraría por la cueva principal.

Barao era un hombre de 36 años que aún mantenía una buena condición física y peso ligero (necesarios para manejar a un argog). Al ver cómo Nahás se subía sobre Kipumk a espaldas de Brial, no dudó en preguntar:

—¿Puedo confiar en él, Kalos Brial?

—Si las cosas no salen como esperamos, darás gracias a la Luz que haya venido con nosotros —respondió Brial con una sonrisa que le dio tranquilidad a Barao.


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El reino de Plata. Los tres reinos de AmnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora