La montaña Comol (Parte 4)

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Ya en el campamento, en las faldas de la montaña Comol, los Keios recibieron a un ejército mermado. Los Kalos les dieron la buena noticia que habían logrado matar a As-Milba, pero por desgracia, habían muerto casi todos los hombres enviados a la misión. Los Keios Relján y Kank lo sintieron como una derrota.

Los soles bajaron y la oscuridad se adueñó de la tierra de Amna, así como la tristeza en los corazones de los soldados que acampaban en la ribera del río Nibar. Dana, luego de vendar sus heridas ofreció a Nahás curarlo. Él le pidió que, si no era mucha molestia, se movieran dentro de una tienda pues no quería que le vieran su torso.

Estando dentro de la tienda Brial llegó y le dijo a Dana que ella lo haría, así que la Kies le cedió el lugar, saliendo en silencio. Quiso decirle que quedarse sola con Nahás no era la mejor forma de disipar su fama de "adoradora de reptiles", pero se lo reservó. O tal vez era algo que hubiera dicho yo, no lo sé con seguridad.

Brial ordenó a Nahás que se quitara la capa de viajero para limpiar sus heridas. El reptil obedeció dejando ver las marcas que habían aparecido en su piel. Eran similares a las que tenías As-Milba, pero sin la forma circular, ni el brillo.

—Temo convertirme en uno de ellos —comentó Nahás, adelantándose a los cuestionamientos de Brial—. Cada vez que mato a uno, absorbo su poder.

—Ahora entiendo por qué tienes un brazo como el de Ma-nóm —La Kalos se quedó pensativa—. Yo creo que eso te hace aún más especial ¿no lo crees? —dijo con alegría tratando de animar a Nahás.

El reptil se quedó un momento pensativo.

—¿Y qué pasará si me convierto en uno de ellos, como dice Kano? ¿Y qué tal si con su poder también absorbo su maldad?

—Eso es absurdo —respondió Brial —. Las cosas que ocurren en tu cuerpo y las que ocurren en tu alma, son distintas. Las espadas sirven para hacer la voluntad de la Luz o para rebelarse; los toros destruyen a los hombres con su fuerza o aran la tierra para su sustento; Un martillo puede servir para construir o para destruir. Las fuerzas que la Luz nos ha dado pueden ser usadas para lo justo o para lo perverso. Al final, el martillo no convierte al hombre en malo, sino que la maldad de un hombre puede hacer que el martillo se use con vileza, mientras que en las manos de un buen hombre puede ser una virtud.

Esas palabras fueron un bálsamo para el alma del reptil. Luego de suspirar, respondió:

—Entiendo. La Luz me ha dado esto para un bien ¿verdad?

—Tengo la completa seguridad que así es —respondió Brial sonriendo.

La Kalos tomó el agua, lavó las heridas del reptil y las vendó, luego salieron de la tienda. Un par de soldados que estaba cerca apartaron su mirada y murmuraron.

Nahás se subió a un árbol y se quedó dormido, tal y como lo había hecho muchas veces en bosque Jasín. En su corazón tenía un deseo de regresar, pero también estaba feliz se estar ahí con Brial y su nuevo propósito dentro del ejército. Pensaba en cómo había cambiado su vida en estos últimos meses. Se animó recordando cómo la Luz lo había cuidado tal y como su madre se lo había pedido antes de morir. Tal vez, después de todo, la Luz había escuchado la oración de una reptil y ahora le pertenecía.

Al día siguiente todos regresaron a la ciudad de Alabaro montando los argogs, dejando las carretas y los toros al cuidado del cuartel de Catamo. Inmediatamente llevaron a Kano al hospital. Al día siguiente, los Keios Kank y Relján lo visitaron pues querían escuchar qué había sucedido, pues habían muerto más de 200 soldados. También estuvieron presentes los Kalos Brial y Barao.

Kano platicó sobre lo que sucedió en la montaña Comol y de cómo fueron emboscados por muchos reptiles en la oscuridad y por hombres que actuaban como animales. El Kalos Junyo fue herido de gravedad y luego asesinado por los reptiles, también su Keios Hial había muerto degollado.

Enojado, enfatizó que As-Milba se convirtió en un reptil muy poderoso sin que nadie se le opusiera y que no debían permitir que los reptiles crecieran en poder, a tal punto que dominaran la mente de los hombres. Kank y Relján coincidieron en que se debían hacer incursiones más frecuentes y lejanas, y avisar a los demás dominios sobre los peligros de no asesinar a los reptiles en cuanto cayeran de las nubes.

Cuando Kano contó la historia de cómo escaparon omitió la ayuda de Nahás, obvio. Pero cuando el Keios Kank comenzó a hacer preguntas para indagar, no le quedó más remedio que reconocer que fue por causa del reptil que no habían sido asesinados por As-Milba y sus reptiles.

Brial contó que Nahás le había salvado la vida a Kano. Barao confirmó lo dicho. Kank concluyó que ahora también Kano había quedado ligado a Nahás y que el reptil había probado estar del lado de los hombres y no de los reptiles. A Kano le desagradaron estas palabras y reclamó:

—Reconozco que me salvó la vida, pero no por eso voy a confiar en él —esta vez no ocultó su enojo, aun cuando estaban presentes los dos Keios—. Y no voy aceptar ninguna deuda ni ligadura con ese reptil. No tenemos la seguridad que Nahás no se vaya a convertir en un ser aterrador como As-Milba, pues todos los reptiles mienten.

Kank le declaró que estaba muy decepcionado de su actitud, pero con todo iba a respetar su posición, pues a él mismo le había costado acostumbrarse a la presencia de un reptil en su ejército.

Kano se enojó todavía más cuando escuchó que Kank ya lo consideraba parte del ejército. Por cierto, enojarse mucho es malo para la salud y te genera problemas con el prójimo.

La reunión terminó y Brial fue a visitar a Nahás, que se mantenía ya libre, siempre que estuviera en el campamento de Rafet. Brial le explicó que ahora también Kano estaban en deuda con él, según las costumbres del reino de Plata. La victoria contra As-Milba había sido impresionante, así que ya era del agrado del Keios Kank.

Dos días después regresaron a Rafet, dejando a Kano en Sinn hasta que se recuperara y pudiera viajar en argog. Qué feo ha de ser tener tanto odio contenido y mucho tiempo para meditar en ello.


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El reino de Plata. Los tres reinos de AmnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora