En el lago Torripe (parte 1)

58 6 16
                                    


Brial, una mujer de 27 años, volaba sobre su argog, un reptil con alas color café oscuro, que había sido domesticado. Ella ostentaba el cargo de Kalos (sub-general) de la tercera división del ejército de Plata.

Vestía el uniforme del ejército compuesto por una camisa y pantalón blancos; una túnica con hombreras, botas, mangas y cinturón, todos del color que caracterizaba al ejército, el azul veteriano. Traía consigo una espada corta, un arco y una aljaba llena de flechas. También vestía una gabardina negra que la distinguía con un rango más elevado, pues al ser un Kalos tenía a su disposición nueve escuadrones de 100 soldados de infantería un escuadrón con 100 jinetes de argog, aunque sólo disponía de 30 reptiles voladores.

A pesar de su edad, carácter afable y aparente debilidad física, Brial había demostrado ser eficaz en la dirección de batallas y había salido triunfante en la mayoría de las expediciones en las que se le ha hecho responsable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A pesar de su edad, carácter afable y aparente debilidad física, Brial había demostrado ser eficaz en la dirección de batallas y había salido triunfante en la mayoría de las expediciones en las que se le ha hecho responsable. También se había hecho experta en el uso del arco. Era sabido que podía darle a cualquier objetivo mientras volaba, una mujer a la que no convenía hacer enojar y salir corriendo.

Su cabello castaño reflejaba la luz de los dos soles de Amna: Vareo y Yarmo, que ya estaban cerca del horizonte. Su argog, llamado Kipumk, se notaba exhausto pues había estado volando durante todo el día. Así que la mujer decidió buscar un lugar para descansar.

El Keios Kank era su superior, éste resguardaba el territorio de Rafet Oriental. Le dio la orden de averiguar si eran ciertos los rumores sobre el avistamiento de un enorme reptil en la aldea Kohda que, aunque pertenecía a Rafet, estaba distanciada y sin fácil acceso, casi en el límite con los lugares despoblados.

Ella sintió en su corazón el deseo de hacer esta misión personalmente, aun cuando pudo enviar a alguno de sus subordinados. No sabía con certeza la razón. Tal vez quería salir de Faelt, la ciudad capital de Rafet luego de seis meses de estar incapacitada. O tal vez quería desprenderse del ambiente incómodo que se estaba generando con su símil, el Kalos Kano, a quien acababa de dejar unos documentos en la ciudad de Ratae y que no era conocido por su empatía y buen humor.

Volando en soledad, mientras admiraba el cielo rosa de Amna, los dos soles en el firmamento y el color verde turquesa de la vegetación de Rafet, supo que no se había equivocado. Se acercaba al lago Torripe, que estaba en medio del bosque Jasín, en donde pensaba descender.

—Ya estamos llegando —le dijo Brial a Kipumk. El argog respondió con un suspiro.

 El argog respondió con un suspiro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El reino de Plata. Los tres reinos de AmnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora