La función principal del ejército de Plata es acabar con los reptiles que caen desde las nubes. Estos seres extraños son malvados por naturaleza e implacables en violencia.
La Kalos Brial halla a un reptil de color azul llamado Nahás que no tiene m...
Ludgo se despertó muy temprano y despidió a dos soldados en su argog, para que llevaran la carta al Keios Bak, en la ciudad de At-Kiri en el dominio de Ligal.
Cuando Nahás despertó y salió de la casa de campaña no vio a nadie sino a los dos soldados restantes.
—Se fueron a orar —le dijo uno—. El Kalos Ludgo se fue para allá —señalando hacia el Norte— y la Kalos Brial se fue para allá —señalando al Sur.
Tanto Brial como Ludgo trataban de seguir las recomendaciones de los videntes, entre las cuales estaban el orar al menos dos veces al día. Por otro lado, los videntes tenían que orar al menos cinco veces diarias para poder interpretar la voluntad de la Luz en todo momento.
Luego de un tiempo en el que Nahás ayudó a los soldados a recoger el campamento, Brial y Ludgo aparecieron. Cuando estuvieron todos listos, los tres argogs ascendieron hacia At-Kiri. Nahás se colocó su capucha.
La vegetación de Ligal era muy similar a la de Rafet: Pinos, encinos y arrayanes principalmente. Muchos helechos y árboles bajos. Sin embargo, tenían un color un poco más azul, que se extendía hasta el monte Yoho de Tosha en el Este y las faldas del monte Comol en Sinn, en el Oeste. El bosque Yamín también tenía este color característico y definía los límites del gran lobo que lo resguardaba.
La vegetación azulada sí era exclusiva de Ligal, a diferencia del color turquesa de Rafet, que también estaba presente en los bosques nublados de Rauda y en Veter.
Llegaron sin problemas la ciudad de At-Kiri cuando ya los soles Yarmo y Vareo, se estaban ocultando en el horizonte. Dieron vueltas alrededor de la fortaleza de Ligón, que era utilizada por el ejército de Plata como cuartel. Esa fortaleza le había pertenecido a familia de Ligón, la cual había gobernado a Ligal antes que el Hombre de Plata instaurara su reino.
Para más información sobre Ligal, puede consultar el Apéndice 2: Ligal
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Luego que se aseguraron ser vistos por el atalaya y no habiendo alguna respuesta adversa, como que le lanzaran flechas o mandaran a otros argogs para darles una muerte rápida, Ludgo, Brial, Nahás y los dos soldados que los acompañaban decidieron descender en las afuera de la fortaleza Ligón, en el área arbolada que daba hacia el Gran Lago.
Las puertas de la muralla externa de la fortaleza, que daba hacia el lago, se abrieron y de ellas salieron Bak, acompañado de su Kalos experto en infantería, Miendras; y su Kalos experto en aire, Dunedai. También venían con él 10 soldados armados.
—Sean bienvenido, Kalos de Rafet —dijo Miendras con sobriedad.
Los cinco miembros de Rafet hicieron una reverencia y Ludgo empezó a hablar, un poco temeroso de lo que podía pasar.
—La bendición de la Luz sea sobre su ciudad y su familia, Keios Bak. Venimos en nombre del Keios Kank de Rafet Oriental. Queremos resguardarnos en su cuartel y descansar hasta que él llegue mañana, pues quiere verle.
—Claro que sí, Kalos —dijo Bak, acariciando su bigote, sin barba— ¿Es cierto lo que dice la carta de Kank, que un reptil viene con ustedes? —preguntó mirando a Nahás que vestía su capa, cubriéndose con la capucha.
Nahás puso una rodilla en el suelo y enseñó las manos, para demostrar que no era un peligro; tomó su capucha y se descubrió el rostro.
—Sea su benevolencia sobre mí —solicitó el reptil azul.
Bak se acercó a él y le extendió su mano para levantarle, ante la mirada pasmada de Ludgo. Nahás tomó la mano del Keios y se puso de pie. Brial se sorprendió pues no esperaba que fuera recibido con tal naturalidad.
—¡Vamos, levántate! He escuchado las cosas que hiciste en Sinn. Estaba interesado en conocerte.
Ludgo y Brial no supieron cómo responder. Se habían preparado mentalmente para discutir con los soldados de Ligal, defender al reptil para que no fuera asesinado, o para suplicarle a Bak para que esperara la llegada de Kank antes de ejecutarlo; pero no sabían cómo actuar ante la situación actual.
Bak lo abrazó y lo puso delante de sus soldados.
—Asegúrense que nadie le vaya a dañar —ordenó. Los Kalos y los soldados asintieron—. Este reptil va a quedarse con nosotros una noche y no quiero que nadie se alarme.
—Haré que les preparen una habitación en la fortaleza —dijo el Kalos Dunedai.
—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Bak.
—Mi nombre es Nahás.
—¿Y ustedes? —preguntó refiriéndose a los Kalos.
Luego de presentarse, todos entraron a la fortaleza y se les dieron cuartos individuales de tamaño mediano. Era notorio que la torre estaba diseñada para tener cuartos grandes, pero fueron divididos por paredes de madera para que pudieran alojar a un mayor número de soldados. Brial, Nahás y un soldado de Rafet ocuparon cuartos contiguos. Ludgo y los otros soldados fueron acomodados en un piso inferior.
Bak les mandó a preparar una comida barata pero abundante. Si tenía algún platillo fuerte, lo guardaría cuando llegara Kank. Les mandó a poner una mesa en un comedor sencillo, pero con vista al bosque. A lo lejos se podía ver el Gran Lago Ligón. Los Kalos, Nahás y dos soldados de Rafet se sentaron a la mesa y, luego de darle gracias a la Luz, comieron los alimentos. Yarmo, que iba por delante ya se había ocultado, pero Vareo todavía podía verse en el horizonte, su luz se reflejaba en la vegetación azulada y en las aguas del lago. Los ayudantes de cocina que los atendían les pusieron velas y vino. El momento era muy apropiado, así que comenzaron a platicar.