Respuestas imposibles

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- Debes estar bromeando. ¿Mi madre?- no creía sus palabras- Ella es la última persona que sería capaz de asesinarme. ¿Porqué dices eso de repente? Tú también la conociste.

- Sé que es difícil considerarlo, Al... pero por ese momento pasamos todos- me tocó el hombro pero le retiré la mano enseguida-  es difícil aceptar que un ser tan cercano como tu madre, tu padre, tu hermano o cualquier pariente tuyo pudo cometer ese cri-

- No, te equivocas- comenzaba a molestarme aquella acusación. ¿Mi madre? Aparte de Chris, mi madre era la única que me entendía y que era capaz de aceptarme como era. ¿Y ella fue mi asesina? - Mi madre no es ninguna asesina. Mucho menos la asesina de su propio hijo.

- Al...

- No, no quiero oír más del tema. Retráctate en este instante de lo que acabas de decir- tenía los ojos llenos de lágrimas.- ¡HAZLO!

- ¿Retractarme? No pienso negarlo. Las cosas fueron así y así es como son. Esta es la prueba clara- sacó un fragmento que conocía muy bien: era el pequeño planeta Saturno que mi madre había colocado en ese telescopio. ¿Qué hacía él con eso?

- ¿Porqué diablos tienes eso? Dámelo- se lo arrebaté de las manos y lo guardé en mi bolsillo.- ¿Mentiroso y ladrón? Oh vaya, cumples todo lo que tiene un elemental.

- No me interesa lo que digas con respecto a nosotros. Sólo quiero que entiendas lo que pasó... por favor intenta-

- Deja de hablar como si conocieras a mi madre. No es ninguna asesina. Ella no es capaz... ella... no...

- Sólo digo la verdad, Al. Pero-

- ¡CÁLLATE!- Grité, con tanta rabia y enojo que la voz se me desgarró.

- Al... por favor...

- ¡NO! ¡DÉJAME EN PAZ!- salí corriendo a mi cuarto dentro de la escuela, cerrando con llave la puerta.

Tiré la llave y me derrumbé a llorar en mi cama. Había demasiado ocurriendo. 

¿Mi madre me asesinó? No, ella sería incapaz de hacerlo. Ella siempre me había apoyado en mis problemas de atención y me intentó dar una vida plena, un techo, comida, educación. Ella me había tratado de dar todo, y yo sólo fui el tonto que murió, dejándola sola con el imbécil de Cairo.

¿Cómo es que me pudo haber matado de todos modos? Ella no estaba en el parque, se quedó lavando los trastes. Y en caso de que tuviera que hacer observaciones en el cielo lo hubiera hecho en la ventana de su cuarto. Cairo no la hubiera dejado salir de todas maneras. ¿Me pudo matar a distancia? Imposible.

Además, ¿El planeta de metal era una evidencia? ¿De qué demonios hablaba el tipo aquel? ¿Cómo es que un planeta hecho con tanto cariño significaba algo tan cruel?

La cabeza me daba vueltas y me fue imposible dormir: estaba lleno de ira y de impotencia por aquella noticia. No paré de llorar en toda la noche. Me costaba respirar. El aire se volvió tan pesado que creo que terminé por desmayarme, no sin antes tirar el planeta Saturno por la ventana. 

No paraba de pensar en si realmente valía la pena seguir luchando por esta causa. ¿Para qué proteger la escuela si ni siquiera era parte de ella? No fui alguien escogido por una deidad, fui un accidente. Tampoco estaba progresando mucho con mis poderes: me agotaba demasiado y no podía usarlos por tanto tiempo. No tenía ese talento natural.

Y por último, ¿a quién estaba ayudando? No estaba ganando nada con ayudar a estos tipejos que lo único que hacían era utilizarme para enmendar un error del pasado y para justificar su acción culpando a mi madre como asesina.

"El transigido vendrá en aproximadamente tres días" recordé las palabras de Névora "Con un ejército más grande que nunca".

Ya habían pasado dos días. Significaba que mañana vendría el famoso Darkenmon.

Tal vez iba siendo hora de escapar de aquella escuela, de aquella responsabilidad de luchar por algo que no me correspondía. No tenía ninguna venganza que cumplir. No tenía alguien a quien odiar en ese momento mas que al propio Silvan y a Galactic. 

Tal vez yo era el ciego todo este tiempo, tal vez yo había querido creer que los elementales eran los buenos. Que eran ellos los que realmente luchaban por cosas necesarias y nobles. Pero estaba comenzando a cambiar de opinión. No eran tan diferentes a los humanos, sólo luchan por su propio interés. 

¿Qué tan malos eran entonces los Transigidos?

Con este pensamiento terminé de dar mis últimos alientos de conciencia, antes de desmayarme por completo.

Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora