Ok, tal vez sí fui un poquito egoísta cuando pensé todo aquello. Pero puedo decir que cualquiera que pase por eso, a punto de decidir si prefiere morir por alguien o que alguien muera por ti va a pensar en su persona antes que nadie. Y si no eres así pues... eres un ángel caído del cielo y de un corazón muy puro. Felicidades y no me odies por favor.
Tras decirle aquellas palabras a Galactic, me volví hacia Darkenmon y recé y maldije por debajo del hombro unas 10 veces antes de lanzar uno de mis discos con la coreografía que me había enseñado Galactic.
- ¡La- la estrellita manda besitosa la derecha!- mi voz sonaba a la de un adolescente en crecimiento de cuerdas vocales, pero el disco salió rodando y le dió justo en las rodillas al chico toxinas, haciéndolo caer por el techo. (Bendita buena puntería)
- Al... Alcíone...- Névora se volteó hacia mí y esbozó una sonrisa antes de doblarse de rodillas- gr...gracias..
Me acerqué rápidamente para ayudarla a sostenerse.
- No me agradezcas, soy un imbécil por hacer esto.
- ¿Q- qué?
- ¡AH! Quiero decir, soy un imbécil por no haberlo hecho antes pero también por hacerlo ahora. O sea que... o sea que... ¡soy un imbécil!
- Un imbécil muy divertido- alcanzó a reírse un poco- déjame aquí... tu... encárgate de él.
La llevé al lado de donde estaba Aria recostada, disculpándome por tenerla que dejar en el piso. Salí de nuevo al techo, a terminar lo que había empezado.
Darkenmon levitaba donde estaba en el inicio, probablemente debido al tipo de la máscara.
- ¡Veo que tenemos otro invitado a la fiesta! ¿Y quién más sino el mismo Galactic? En serio se lucieron con esta fiesta, ¿eh?
Corrí hacia él, y en medio del aire sentí unas piedras debajo de mis pies. Era Gaia, sonriéndome desde debajo y sosteniendo la columna.
"Sí que eres bruto, no me cabe duda" alcancé a oír a Épsilo en mi cabeza.
"Ya me agradecerás después de que te salve el trasero"
"No me decepciones, tarado"
"Claro que no, engreído"
Ese tonto... sabe como subirme el ánimo.
Silvan volteó rápido y escondió la mirada de nuevo.
- ¿Y? ¿Piensas detenerme ahora, novato?
- No lo sé, pero ese discurso tuyo de la fiesta me aburre.
- ¿Tan malo te parece?
- Meh, no me agrada la gente que alardea y no actúa. Son desesperantes.
- Y aún así te llevas con Épsilo.
- Es buen tipo, por lo menos es cómico.
- Hm, claro que lo piensas. Como sea, me caes bien, ¡así que te daré la oportunidad de irte ahora y evitar tu muerte! A menos claro, que-
- Quién
- ¿Eh, Quién? ¿Quién qué?
- ¿Quién te preguntó?- le respondí, a la vez que le lanzaba otro disco a la cara.
- Veo que también heredaste sus modales. Esto va a ser entretenido.- sonrió de nuevo y las aberturas en su cuerpo comenzaron a emitir un aura oscura, a la vez que sacaba una pistola de su chaleco abierto.
- ¿Estamos jugando a los disfraces o qué diablos es eso?
- Ah, para nada. Son mis juguetes personales.
- Que mal sonó eso.
- Y más mal va a sentirse- disparó con la pistola, la cual envió un proyectil neón en mi dirección.
Radiactividad, su primer elemento. Esquivé su bala y contraataqué con otro disco, el cual evadió sin problemas.
- Tenías buena puntería, una lástima- con su otra mano tomó una de las cadenas y las lanzó contra mí, pero esta vez se infundieron de una llama oscura y roja. Antimateria.
La metí en una galaxia y se la devolví, esquivándola nuevamente, a lo cual me respondió con otra cadena, la cual me acertó y me lanzó por los aires.
Estuve a nada de caer cuando una liana me tomó de los pies y me bajó por completo. Al bajar, Silvan desvió la mirada y comenzó a disculparse.
- Oye.. yo...
- No digas nada, yo soy el terco, tuve la culpa y me merecía ese golpe. Gracias por intentar decírmelo.
Se quedó perplejo unos segundos y luego reaccionó con una sonrisa.
- ¿Vas a quedarte ahí o me vas a ayudar?
- Claro que te ayudo, pesado. ¿Como en los viejos tiempos?- me tendió el puño para chocarlo.
- Como en los viejos tiempos- intenté chocarle el puño pero él me golpeó la cara, como solía hacerlo en la escuela.
- No cambias, ¿eh?- se rió levemente.
- Cállate.
Una vez centrados los 4 que quedábamos en el piso, miramos al frente y observamos nuevamente al enemigo al cual nos enfrentaríamos de manera decisiva.
- ¡Eh!- sonó la voz de Deerick por un altavoz- ¡Traje mi carrito!
Al voltear hacia arriba, vi como un escenario de DJ se cernía sobre la escuela, con altavoces enormes, un escenario decorado de murciélago, una tornamesa y un iluminado de colores neones.
- ¡Que comience la fiesta, señores! ¡Arriba esos ánimos!- dijo, a la vez que encendía la tornamesa y una música comenzó a sonar, la cual nos llenó de energía y comenzamos nuestra última batalla.
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Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacio
Ficción GeneralUn chico con TDAH, una noche estrellada, un amigo falso... y una serie de cosas que ni yo acabo de entender. Ah si, y el maldito destino. Eso es lo que básicamente define todo lo que me pasó, ah claro, y lo que vas a encontrar aquí en la historia...