La biblioteca... ¿qué decías Épsilo?

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Entramos en la biblioteca, que era bastante grande. No recuerdo nada mas que libros y estanterías llenas de más libros y gente leyendo más libros todavía. Parecía un laberinto infinito de lectura, pero por fortuna Épsilo sabía a dónde y por dónde ir.

Nos detuvimos después de una tediosa explicación suya acerca de la fundación y no se qué otras cosas de la biblioteca (supongo que de eso estaba hablando) frente a una estantería que tenía un aspecto diferente a las demás. Ésta era multicolor, y sus repisas estaban divididas con un color específico. Supuse que esta vez si era importante lo que me fuera a explicar, por lo que dejé de juguetear con los libros y escuché.

- Bien, ante tí tienes la repisa más sagrada de esta biblioteca: nuestra sección, los elementales.

- ¿Qué contiene?

- ¿Qué más va a tener? Son todos los documentos que existen acerca de nuestro pasado, además de ciertos datos que nos ayudan para defendernos.

- Ah, ya veo. ¿Y para qué nos detuvimos?

No lo había notado hasta ahora, pero Épsilo estaba especialmente emocionado. Probablemente era porque estaba en la biblioteca, pero algo me decía que era la primera vez que alguien escuchaba su largo discurso. Una pena que no le haya entendido nada. Su cara pasó de estar exaltada a estar seria, como siempre la tenía.

- En caso de que hayas olvidado lo que te acabo de decir, estamos aquí para descubrir qué poderes tienes. Silvan me dijo ayer que creaste un escudo de galaxia y derrotaste a todo un ejército con él. Supongo que con estos documentos encontrarás alguno que tenga datos de eso.

-....

- Bueno, cuando hayas terminado o creas haber terminado ven al patio fuera de la cafetería. Baja por las escaleras del principio y sal por ahí. No tardes.

- ¡Eh! Una cosita antes.

- ¿Qué?- Épsilo se giró de mala manera.

-¿No me puedes dar dinero o algo para comer?

- ¿Te preocupa más comer que conocerte? Ya veo porque te llevas tan bien con Silvan.

- Oye, no es por insultarte, pero empecé la mañana con un portazo en la cara, seguido de un balonazo en llamas en mi frente, luego una porrista me quiso cortar el cuello, después un pervertido casi me electrocuta vivo, una científica loca me estrella contra el laboratorio y su robot guardaespaldas por poco me perfora con sus mil armas militares, y para cerrar el día un adivino maniático y un fulano que cambia de forma con la música se pelearon justo al lado de mí. ¿Un poco de comida es mucho pedir? ¡GRACIAS!

Creo que hablé muy fuerte, porque media biblioteca me volteó a ver con la seña de silencio. Épsilo estaba divertidísimo con mi escenita, pero al menos me dejó dinero.

- No se ve que seas de gustos exigentes. Con eso te bastará, supongo.- Salió de la biblioteca y lo perdí de vista por el pasillo.

No sabía ni por dónde empezar a leer aquella colección enorme de libros, hasta que encontré en lo más alto una repisa con estrellas y una decoración espacial. Tomé el primer libro que encontré, y se llamaba: "Galactic, el Caos Universal".

Un nombre bastante raro, pero que se me hacía terriblemente familiar. Quién diría lo que iba a pasar después...

Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora