Épsilo Phsy... ¡Deja de leer mi mente!

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- ¡Eh! ¡Saben que yo sé que están ahí! ¡No me obliguen a tirar la puerta!

Grayson y Gaia seguían abrazados, así que decidí abrir la puerta. Cuando la abrí, me encontré de frente a un chico de mi estatura, con un cabello color miel rodeado por una cinta de ninja magenta, que tenía un ojo dibujado en el centro. Tenía unas cejas pobladas, y sus ojos eran  rosa oscuro. No recuerdo muchos detalles de su ropa, porque traía una montaña enorme de libros cargando, además de unos cuantos flotando a su alrededor. El chico ni siquiera se fijó en mí, puesto que iba leyendo un libro, y pasó enseguida adentro, diciendo en voz alta:

- Agh, vaya. Ni siquiera en la biblioteca puedo estudiar en paz. Ese maldito ruidoso no deja de poner su música al máximo. Entiendo que sea sordo, pero ¿es necesario que deba captar tanta vibración? Estoy seguro de que lo hace a propósito. Ah en fin, supongo que puedo quedarme aquí ¿cierto?

Se sentó en una silla reclinable, y dejó caer los libros que estaban flotando a su alrededor. Siguió con su lectura unos minutos hasta que, sin levantar la vista aún, nos dijo:

- ¿Tengo algo en mi cara?

De alguna forma se dio cuenta que el profesor y yo lo estábamos viendo, y finalmente el profesor le dijo:

- Joven Phsy, los modales son una virtud suya, me extraña que...

- ¿Que no me haya presentado? No hay necesidad de eso, director Rockridge. Entre menos sepa de mí Alcíone, estará mejor.

- Espera, ¿cómo-

- ¿Sé tu apellido? Tu mente es fácil de leer. Como no pones gran atención en las cosas es bastante sencillo derribar las defensas mentales que tienes. Como sea, gusto en conocerte y por favor no hagas ruido.

Nunca levantó la mirada de aquel libro, ni tampoco necesitaba mover su cuerpo para pasar las páginas. Discretamente, le hice señas al profesor para que me dijese quién era aquel chico. Sin embargo, pareció darse cuenta y cerró su libro de mala gana, levantó la mirada y sus ojos rosas brillaron.

Ni siquiera abrió la boca, pero pude escuchar su voz por mi cabeza.

- ¿Tanto necesitas saberlo? Bien. Me llamo Épsilo Phsy. Soy el elemental Psíquico y tal. Trata de no acercarte mucho a mí o terminaré sabiendo más de ti que tú mismo. ¿Contento?

Terminó de hacer su telepatía y regresó a su lectura. Rockridge parecía algo molesto, y le dijo a Épsilo:

- Joven Phsy, Alcíone será su nuevo compañero de clase, ¿porqué no le muestras la biblioteca? Y de paso termina de presentarle al último de su grado, que yo ya caminé mucho y mis rodillas no aguantan más.

Épsilo volteó a ver al profesor y luego a mí. Dio un suspiro pesado y se levantó de su silla, llegando a mi lado y dirigiéndose a la puerta. Lo seguí, pero una vez llegamos a la puerta, se giró y me dijo:

- Procura no tener los mismos pensamientos que tuviste cuando viste a Marina, no pienso soportar esas imágenes mentales en mi cabeza.

Creo que me morí de vergüenza cuando dijo eso. Soltó una risa sarcástica y dijo:

- Bueno, menos charla y más acción. La biblioteca está hacia la derecha del pasillo, pero nos será imposible leer con esta maldita música del mal.

Tenía razón: una música de metal pesado se escuchaba a lo lejos por el pasillo de la biblioteca, que tenía un barandal blanco y un piso dorado.

Sinceramente, aquella escuela me daba escalofríos, y estar acompañado de Épsilo no ayudaba mucho en el tema. Su mirada era tan penetrante que sentía como si estuviera viendo hasta mi alma. Su presencia sola ya era de por sí de temer, e incluso podría decir que no había parpadeado hasta ahora.

Supongo que leyó en mi mente eso también, porque se frotó los ojos y parpadeó de manera muy indiscreta, y me dijo:

- ¿Mejor? Dejemos de perder el tiempo y vayamos a callar de una vez a ese imprudente.- Épsilo me tomó del brazo y caminamos hasta el lugar de donde provenía la música. Ya estando a pocos metros de llegar, el sonido era cada vez más fuerte e insoportable. Entramos a un cuarto oscuro, pero adornado con luces neón y un montón de instrumentos por el piso.

Épsilo se veía demasiado enojado, así que decidí apartarme un poco de él. No tengo idea de cómo lo hizo, pero sus ojos brillaron de nuevo y los instrumentos comenzaron a levitar, formando un aura rosa pálida a su alrededor. Lo que parecía ser una bocina enorme comenzó a moverse, pero en ese instante, un chico salió de la penumbra y se abalanzó sobre Épsilo.

Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora