El día definitivo

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Habría continuado inconsciente de no ser por una voz grave dentro de mi cabeza:

- Alcíone, es tarde. Alcíone, es tarde.

Era Épsilo, se había colado en mi mente. De nuevo.

Me levanté bruscamente del suelo, donde al parecer había seguido durmiendo. Épsilo estaba en la puerta, volteándome a ver con una mirada penetrante y rosada, bastante aterradora. Por alguna razón, ver su mirada logró calmar mis nervios de la noche anterior, aunque aún seguía bastante molesto.

- Estás que echas humo por las orejas, ¿quién te hizo enojar tanto?

- Déjalo pasar, no quiero hablar del tema.

- Bueno- hizo una larga pausa- Hoy no traje los lentes, por cierto. Después de verme al espejo ayer definitivamente parecía que había envejecido unos 80 años. Tenías razón en eso. Pero respecto al uniforme no voy a hacer nada. Confórmate con eso.

Sonreí un poco. Este tipo podía ser un engreído a veces, pero leer las mentes le permitía saber cómo hablar con la gente.

- Como sea, hoy es el día definitivo. ¿Crees haber aprendido lo suficiente?

Ahí se iba mi esperanza de tener un buen día. Galactic me había dicho que hoy me enseñaría a utilizar mi "Esencia sentencial" que era algo así como el ataque más poderoso que podía usar. Pero para ser honesto, no quería más clases que se relacionaran con los elementales. 

- Realmente no, ¿podría-

- ¿No participar en la batalla? Supongo que no es necesario que te arriesgues si no lo consideras importante. Aunque sería bueno tenerte en el campo, pero no te obligaremos a nada.

- Hace dos días que me apurabas para aprender mis poderes, ¿ahora no me piensas obligar?

- ¿De qué serviría? Tu moral importa tanto como tu poder. Si estás triste, enojado o mal descansado es preferible que no pelees. Las sombras del ejército ese pueden tomar ventaja de las emociones negativas. Puedes incluso perder la vida ahí.

- ¿Es necesario que visite a Galactic entonces?

- No es obligatorio, ya dependerá de ti. Sea como sea, yo debo de irme ya. Si no estoy ahí presente, nos será imposible defender la escuela. No hagas nada estúpido, ¿entendido?

- Vale.

Épsilo sonrió un poco y se alejó corriendo hacia afuera. A pesar de sus palabras, seguía bastante molesto por lo de anoche. No me sentía en posición de visitar a Galactic, ni en el ánimo de pelear ahí fuera. Lo mejor sería tal vez quedarme a dormir en vez de ver cómo nos destrozaba el ejército de los transigidos. Sin embargo, cuando me dirigía a la cafetería para comer algo, me topé de frente con la última persona que quería ver ese día.

- Buenos... días... supongo. ¿Podemos hablar de lo de anoche? Creo que no expliqué bien las cosas y-

- No tienes que explicar nada, ya me quedó bastante claro las intenciones que tienen aquí. 

- No es a lo que me refería ayer...

- Y no quiero saberlo. Ahora ve a prepararte o lo que sea. Necesitarás suerte.

- ¿Cuál es tu problema?- me respondió, molesto- Estoy intentando explicarte de manera amable lo que yo habría deseado saber de manera menos cruel. ¿Puedes dejarte ayudar por un momento? Ni siquiera me dejaste hablar por completo.

- ¿Y para qué habría de dejarte hacerlo? ¿Para que sigas culpando a mi madre de algo que hizo un tipo egoísta que ahora vive adentro de mí y del cual dependo para vivir? Paso de eso, gracias.

- No, idiota. Para solucionar tus dudas respecto a ti. Pero veo que no necesitas saber tanto. Ya desubriste lo cobarde y obstinado que eres. Espero que estés muy cómodo observándonos luchar por nuestra existencia.

- ¿Disculpa? ¿Cobarde y osbtinado? Estoy literalmente siendo lo contrario para salvarte la segunda vida que te dieron. A todos los de esta maldita escuela. ¿Y para qué? Para que yo no gane nada. Porque a diferencia de ti, yo no necesito una venganza para poder actuar por cuenta propia.

- ¡TÚ TUVISTE UNA MUERTE DIGNA! ¡A TI NO TE ELIGIERON! ¡A TI NADIE TE ASESINÓ FRENTE A LOS OJOS DE QUIENES MÁS APRECIABAS! ¡NADIE TE QUISO INTENTAR ASESINAR POR LO MENOS! ¡DEBERÍAS AGRADECER QUE FUISTE UN ACCIDENTE Y NO UNA ELECCIÓN!

Estaba por irse, cuando solté lo que tanto había esperado decirle desde la noche anterior:

- Oh claro, siento mucho no haber sido encerrado hasta mi muerte debajo de las raíces de un árbol gigante por mi propio hermano.

- Cierra la boca, Alcíone.

- No me voy a retractar de la verdad. ¿Qué se siente, Silvan?

- Cállate, ahora. 

- Ahhh, pero mira nada más, se invirtieron los papeles. Lamento no ser una elección por lástima como tú, Silvan, pero ser un accidente es todavía peor que eso. 

- Repítelo. Atrévete una vez más y-

- Eres una elección por lástima. Nadie va a cambiar eso. Las cosas son como fueron y así son. ¿No te parece? Aprende a lidiar con ello. 

Silvan gritó lleno de dolor. Su brazo de lianas creció y se dirigió rápido a mi cara, dejándome en el suelo al instante. Pero antes de perder el conocimiento, escuché su voz decir:

- Los elegidos por lástima puede que demos asco, Al, eso lo admito. Pero aceptamos nuestras circunstancias y nos apegamos a vivir con ello. Traté de ayudarte, intenté explicarte el porqué estás aquí. No te hice verlo con tus propios ojos para evitarte el problema con el que todos aquí cargamos por tanto tiempo. Pero si no quieres aceptar mi ayuda, tampoco te obligaré. Solo espero que cuando tengas que enfrentarlo seas capaz de aguantar.

Tras esas palabras, caí inconsciente por segunda vez en el día. 


Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora