Silvan pareció preocupado por mí, y me preguntó si estaba dispuesto a seguir con las pruebas.
Si te soy sincero, no. De hecho estaba planeando fingir otro desmayo, pero ni siquiera tenía espacio en mi cabeza para elaborar un plan en menos de 4 segundos. Tenía tanto en la cabeza que terminé accediendo a combatir.
Y oh vaya, parecía que el orden de los combates estaba hecho con el propósito de matarme o algo. ¿Por qué? Muchas razones, pero principalmente me estaba tocando contra elementales que de alguna manera les había hecho algo. Y probablemente aquel combate hubiera dolido menos si me hubiera disculpado antes.
Abrí de nuevo las puertas y me encontré a Marina, quien estaba flotando encima de su tridente. Esta vez no tenía las piernas metálicas, sino una cola de sirena que apenas era visible debido al agua que la rodeaba.
Marina me volteó a ver con una mirada amenazante y sombría, y simplemente esperó a que llegara a mi plataforma. El director volvió a dar el anuncio del comienzo del combate, pero ninguno de los dos hizo nada. Marina seguía sentada, con la misma mirada y esperando a que hiciera algo. No sé cuanto estuvimos así, hasta que decidí atacarla.
Tomé una piedra que estaba cerca de mi plataforma y se la lancé con fuerza. Marina ni siquiera tuvo que moverse para esquivarla. Sin embargo, su mirada se volvió furiosa y de la nada el campo de combate se inundó por completo, dejando las plataformas por encima apenas del agua.
Sabía que ella controlaba el agua, así que me enfoqué en hacer distancia del agua. Pero aún haciéndolo, Marina se sumergió por completo en la piscina que había creado y la perdí de vista por completo. Intenté buscarla, pero sin resultados. Entonces, cuando la última ola de movimiento se disolvió, Marina emergió del centro y levantó sin problema alguno toda el agua, formando una burbuja enorme encima de mi cabeza. Una vez la absorbió toda, creó un torrente de agua tan fuerte que es increíble que no haya quedado impreso en la pared del estadio. No paró de rociarme toda aquella tromba de agua hasta que se terminó la última gota.
Estaba muy aturdido, y entonces, sin darme un respiro siquiera, apareció frente a mí y creó un torbellino gigante de agua con su tridente. Me volteó a ver y lo dirigió con tanta furia que puedo jurar que lo disfrutó.
Después de aquel mareo y casi ahogamiento, seguido de las piedras cortantes que remolinaban a mi alrededor, ¿adivina qué? en efecto, me volví a desmayar. Lo raro es que volví al sueño aquel, en el que caía por el espacio y casi chocaba con Saturno. Y de nueva cuenta, cuando desperté tenía a Marina tirada en el suelo frente a mí, con varias galaxias abiertas a su alrededor y un montón de piedras alrededor de ella. De nuevo estaba rodeado por algo morado, y todos los escombros estaban flotando. Parpadeé y todo cayó al suelo, y pude ver la cara de asombro de todos los espectadores, incluido Rockridge. Me acerqué a Marina y le pregunté:
- ¿Estás- Estás bien?- Le tendí la mano, esperando a que me la golpeara o algo. Sin embargo, para mi sorpresa, la recibió con la misma suavidad y calidez con la que me tocó aquel día en el hospital. Se talló los ojos una vez estuvo de pie, y simplemente me sonrió y dijo:
- Bien peleado Alcíone.
Aproveché la conmoción para disculparme, pero para cuando quise hacerlo, ella ya había salido del campo. Estaba demasiado confundido, y comencé a llenarme la cabeza de las ideas absurdas y dudas que había tenido desde que leí aquel libro.
Fue entonces cuando sucedió... aquello que comenzaría a definir todavía más mi rumbo por el mundo elemental.
ESTÁS LEYENDO
Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacio
Fiction généraleUn chico con TDAH, una noche estrellada, un amigo falso... y una serie de cosas que ni yo acabo de entender. Ah si, y el maldito destino. Eso es lo que básicamente define todo lo que me pasó, ah claro, y lo que vas a encontrar aquí en la historia...