Mil confusiones con cero explicaciones

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Al leer aquella historia, cerré el libro inmediatamente y me quedé pensativo por mucho rato. Mil y un dudas surgían en mi cabeza, y entre más intentaba razonarlas, menos sentido tenían. Decidí que no debía darle tanta vuelta o jamás podría comprenderlo. Así fue que preferí bajar a la cafetería y comer algo.

No debí de tardar mucho en comer, porque estaba ansioso y por lo general apenas puedo inhalar aire si como algo estando en ese estado. Como fuese, recordé la cita de Épsilo y salí al patio. En cuanto llegué, todos los que había conocido aquel día estaban reunidos en torno al director, viendo algo en el suelo. Corrí hacia ellos, y finalmente voltearon a verme. Fue algo incómodo cruzar miradas con Marina, pero me saludó como si nada hubiera pasado. 

Rockridge sonrió y me dijo:

- Bueno Alcíone, espero que se haya preparado bien antes de venir.

- ¿Preparar? Bueno ciertamente, el croissant de esta escuela es maravilloso. Pero las bebidas de manzana... dejan mucho que desear.

- Se refiere al libro- Silvan parecía triste.

- "Él es el que recolecta y crece las manzanas"- la voz de Épsilo me resonó en la cabeza.

- Ah claro, el libro. Ehh igual las manzanas ayudaron bastante, jeje.

- "Qué gran salvada, pensador"

- "Cierra la boca, tres ojos"

- "Yo no estoy abriendo la boca"

- "El punto es que entendiste, ahora sal de mi mente"

- Como sea, no estamos precisamente para lo que sería un picnic de bienvenida, estamos aquí para comprobar tu fortaleza con tu elemento. Lo que contó Silvan es impresionante sin duda, pero para protegerte siendo un elemental debes desarrollar más que eso.

- No entiendo todavía que hago aquí.

- Hm, en términos específicos, estás aquí para enfrentarte a cada uno de tus compañeros. No hemos determinado aún tu elemento, y no hay archivos suficientes en la biblioteca para deducirlo, como te habrás dado cuenta, así que dependiendo de contra quiénes seas más efectivo, podremos deducirlo.

- Eh, pero sí que había un archivo en la biblioteca acerca de mi elemento, vaya, el único archivo.

- ¿Estás seguro?- preguntó Épsilo- Vivo casi en la biblioteca y jamás he visto un libro que hable de galaxias o eso.

- Sí que lo había, estoy seguro.

Raymond rió tontamente y me dijo:

- Amigo, tu atención no es del todo destacable, así que probablemente estabas confundiendo alguna historia.

No le contesté, pero estaba seguro de que lo que había leído era mil porciento real. Como fuese, nadie dijo nada más y el profesor golpeó el suelo con su bastón. Se abrió una especie de cápsula, como el elevador-árbol que Silvan hizo. Todos nos metimos, y volvió la sensación horrorosa de no saber qué pasaba. Nunca aprendo, al parecer.

Pasado el desmayo momentáneo y las náuseas que traían consigo el descenso aquel, nos encontrábamos en una especie de estadio subterráneo, el cual tenía unas gradas plateadas y muy bien protegidas, y cubierto de una especie de vidrio. Encima del estadio habían escaleras y pasillos, por lo cual deduje que estábamos por debajo de la escuela.

Rockridge entonces habló por un micrófono que se encontraba en una cabina debajo del elevador, pero encima del estadio.

- Bien, estamos listos. El orden de enfrentamientos será el mismo que el del Círcento. Así que contrincantes, pasen al estadio.

No sabía quién era mi contrincante, pero estaba seguro de que iba a aplastarme apenas pisara el centro. Cuando llegué a las puertas y las abrí, inmediatamente supe que estaba frito.

Me iban a dejar plantado, y no precisamente por que tenía una cita.

Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora