Gaia, Sherlock-terapeuta interviene

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- A- Alcíone? Y-ya despertaste?

La voz temblorosa y robótica de Gaia apenas podía ser escuchada. Abrí los ojos y me encontré en una sala del hospital, con las mismas características de antes. Exceptuando un detalle: el cielo era rojo y las nubes eran negras. 

- Gracias al universo. Te encontré desmayado en la entrada de la cafetería, ¿qué rayos pasó?- tomó un cubo de hielo en su mano y me lo colocó en la mejilla.

- ¡Auch!

- Te va a doler peor si no te quedas quieto, aguanta un poco, ¿si?

Mientras me colocaba el hielo, le conté lo ocurrido con Silvan.

- Ese idiota... siempre quieriendo arreglar las cosas. No sabe dejar las situaciones problemáticas que no le incumben.

- Ya lo sé, si tan solo hubiera dejado el tema en paz...

- Oye, que tú también fuiste un completo imbécil.

- ¿Qué?

- ¿Hablar de su pasado? ¿En serio, Alcíone? Y encima llamándolo elección por lástima... ¿Qué esperabas ganar con eso?

- Él acusó a mi madre de asesinarme. No sabe... no sabe lo mucho que ella me quiere, lo tanto que me ha apoyado, lo tanto que-

Gaia tomó mi cara y la acarició por unos instantes, antes de darme una cachetada.

- ¡OYE!

- Ah, lo siento, es mi método para curar los moretones. Aunque... también te la merecías.

- Gracias por el apoyo moral- me giré en la almohada para darle la espalda.

- Entonces te enojaste con él porque acusó a tu madre de asesinarte, cuando ella siempre te aceptó tal y como eres y no sería capaz de tal cosa, ¿cierto?

- ¿También lees mentes?

- No, pero es obvio. Y es entendible.- se sentó a mi lado, haciéndose espacio ella misma.

- Tú... ¿tú me crees?

- En realidad...

- Lo sabía, todos los elementales son iguales.

- Iba a decir que en realidad no te asesinó. Fue otro accidente.

- ¿Qué? ¿Qué clase de accidente significa una justificación para culpar a alguien de asesinato?

- Jurídicamente hay muchos, pero por favor, escúchame. Eres tan terco que no te dejaste explicar todo el caso que ocurrió contigo. Sólo déjame explicarte, ¿de acuerdo? 

- No quiero escuchar la verdad. No quiero saber nada al respecto. Sólo déjame en paz.

- Bien, como prefieras.

Estuvimos en silencio un rato, hasta que nuevamente habló.

- Tu madre o tu padre estudiaban a las estrellas, ¿no?

- Te dije que no... ¿Eh?

- Alguno de ellos te dio esto, ¿cierto?- sacó el planeta saturno de metal que había tirado en la noche.

- ¿Cómo....?

- Verás, este pequeño planeta es algo más que un simple adorno- acercó el planeta a una  roca, y cuando lo acercó, la roca se pegó al instante.- Lo estuve investigando un rato en el laboratorio. 

- ¿Es un imán?

- Algo así, funciona sólo con materiales rocosos. De hecho lo encontré porque esta mañana había muchas rocas apiladas debajo de tu ventana. Cuando encontré el montón, fui a avisarte y estabas desmayado.

- ¿Qué con eso?

- ¿No le ves relación? Piénsalo: ¿porqué un meteorito te aplastó?

- Porque Galactic se dirigía a la Tierra para intentar apoderarse de un cuerpo. 

- Exacto. ¿Porqué te llegó a ti solamente entonces?

- ...

- El imán dentro del planeta lo atrajo. Galactic aprovechaba la lluvia de estrellas para intentar bajar a la Tierra, pero este imán lo atrajo. 

- Y quien colocó ese planeta fue mi madre. Sigues culpándola.

- No he terminado. ¿Recuerdas dónde se encontraba el telescopio, por casualidad?

- En el cuarto de mi madre, donde están los demás telescopios.

- Mmm, más específicamente... ¿adentro de dónde estaba el telescopio?

- En una bolsa de basura. ¿Porqué estaría allí?

- Seguramente lo quería desechar. Dices que tenías un padrastro muy cruel. ¿Estaba en la casa?

- Sí, estaba ahí. Pero me corrió de la casa y mi madre acordó lo mismo, que fuera a ver las estrellas.

- Bien.

- ¿Qué buscas con esto?

- Última pregunta: ¿quién suele sacar la basura en tu casa?

- Si estoy yo, me toca sacarla a mí, pero si mi madre está ocupada y mi padrastro está en casa... él la saca.

- Entonces, dime lo que realmente pasó con tu muerte, Alcíone. ¿Fue realmente culpa de tu madre? ¿Fue culpa de Galactic?

En ese momento caí en la cuenta de lo que había pasado realmente. Mi madre había hecho ese planeta a propósito, sí, pero no para matarme a mí. Pensaba matar a alguien más. Todo había sido culpa de mi problema de atención. Nada hubiera pasado si no hubiese tomado ese telescopio. Por algo estaba en la bolsa de basura. 

- Parece que ya entraste en razón. 

- Entonces... mi... mi madre...

- Te asesinó sin querer. Silvan fue a tu casa después de enterarse de lo del meteorito, y en la calle encontró a tu madre corriendo despavorida, llorando y apenas respirando. Por eso es que no llegó Univio a darte tu trigema. No fue un acto de crueldad. Fuiste un accidente, sí, pero no de la manera en que lo piensas. 

- Por eso es que- me sentía horrible por Silvan. Él había investigado todo y yo le grité cosas terribles. Él quiso explicarme que no había sido una muerte cruel y que aunque mi madre me mató indirectamente no lo hizo con esa intención... y yo... le había recordado su pasado lleno de horribles maltratos y desprecio. Él supo lo de su hermano en persona, lo vivió en carne propia.

De pronto el suelo comenzó a temblar, despertándome de mi reflexión y culpabilidad. El cielo comenzó a brillar más intensamente, y algunos gritos se escuchaban fuera, por lo que Gaia salió despedida hacia afuera.

- Espero que consideres esto, Al. No te queremos usar. Quiero... queremos formar una familia entre todos. La familia que ninguno de nosotros llegó a tener en su día. Tengo que irme ya, depende de ti si quieres ayudarnos, pero no es necesario. En dado caso se queda Névora adentro.

- Oye...

- ¿Sí?

- Gr-gracias.

- No me agradezcas a mí, el floripondio es el que se queda con el crédito.

- Pero aún así... hablaste conmigo. Gracias de todas maneras.

- Por nada, sólo deja de ser tan terco, señor desmayos- me alborotó el cabello y me dió una sonrisa antes de irse de la sala.




Los Renegados de Illumia: El nuevo elemental del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora