En el Conqueror aprendí que hay que dejar que los pensamientos se vayan para que aparezca la intuición. Cuando la intuición aflora me dice: –parece increíble para ya estamos en el 22 de abril– que a medida que nos acercamos al horizonte todo va siendo más terrible.
Navegando al Oeste de las Georgias soportamos un viento con intensidad de fuerza ocho y olas de seis metros que nos tienen a maltraer. Por primera vez desde que comenzó el viaje me doy cuenta que el submarino no es una caja invulnerable.
“El Conqueror no es más que una cáscara insignificante en las profundidades de un océano ilimitado”, me dice el Señor Garar que se presenta a la intuición.
“El Conqueror es mi mente”, intuyo.
El Señor Garar desciende de la intuición a la imagen, y me saluda sin que el ataque de las olas y el viento puedan tocarlo.
“¿Qué es lo que no entiendo, Señor Garar?”.
“Lo único que hay que entender”.
“¿Y qué es lo único que hay que entender?”.
“Algo muy simple, pero que la mente no puede entender”.
Lo miro porque no entiendo que lo simple no pueda entenderse.
“Rafael, la mente es plana, tiene dos dimensiones pero como es proyectiva vive la ilusión de profundidad, cree percibir lo profundo cuando solo navega en la superficie”.
“¿Me está diciendo, Señor Garar, que la mente navega en la superficie, pero cree que recorre la profundidad?”.
“La mente solo imagina la profundidad, y esa imaginación cree conocer el mundo”.
“Lo que creemos que es el mundo es solo lo que la mente proyecta”, repito en voz alta lo que no termino de entender aunque los maestros me lo vienen repitiendo desde que empezó el viaje.
“Rafael la proyección mental con la carga emocional que no es otra cosa que los demonios devorando y vibrando en todo este juego del ego –que es solo una manifestación del Gran Demonio– en el escenario de los sentidos, bueno eso es l que el demohumano llama realidad”.
“¿Me dice, Señor Garar, que el viento y las olas no tienen realidad?”.
“La Naturaleza, Rafael, tiene una dimensión de realidad, pero no es la realidad que estás experimentado desde tus proyecciones. En el viento y las olas estás proyectando tu pánico por la muerte. Si la muerte no te generase pánico ¿por qué habrías de temerle a las olas y al viento? ¿Qué es la muerte a la que tanto temes, sino una proyección de tu mente cargada con la vibración del pánico? Tu ser esencial no muere, lo que ocurre es que la identidad no está en tu ser esencial sino en el ego, el Gran Demonio en tu mente, que teme desintegrarse, porque se sabe desagarrado de la eternidad”.
“¿Cómo percibiría el viento y las olas si estuviese en mi yo esencial?”.
“Percibirías el viento y las olas como El Padre que en el plano ha tomado la forma del viento y las olas”.
“Creo empezar a entender, por lo menos a tener un vislumbre que no es que el mundo en alguna dimension no exista, sino que no existe en los significados que le da la mente”.
“Más precisamente en los engañosos significados que le da el Gran Demonio a través de las proyecciones de la mente”.
“¿Esto es lo que los textos orientales mencionan como Maya y que tan mal se traduce como una evanescente ilusión?”.
“Esta es la traducción de Maya que hace el Gran Demonio. Maya es una vibración densa, dolorosa, ciega que produce el terrible sufrimiento de la vivencia y participación en Athón”.
ESTÁS LEYENDO
El submarino navega en la última noche de la historia
Historische RomaneRafael conoce al Señor Garar el 2 de abril de 1982 en el bar de la Academia, en Buenos Aires. El Señor Garar se convertirá en su guía espiritual. Horas después, en la plaza Rodriguez Peña, descubre a Balthazar, con quién tiene varios encuentros. Bal...