El submarino navega en la última noche de la historia

CRÓNICA 18

Una manada de focas sigue al Conqueror jugando con la estela que deja el submarino. Continúa el patrullaje de rutina a unos 150 kilómetros de las Georgias.

“Athón es grotesco, disuelve lo que ves”, me revela la intuición.

“La paz interior se te revelará en el exterior”, me sigue señalando la intuición.

“Si estoy en el Conqueror y sus circunstancias es evidente que no hay demasiada paz en el interior”, reflexiono.

“Te estás limpiando para eliminar lo que envuelve tu alma, concéntrate en la conexión”, me devuelve la intuición.

Debo dejar que la energía de la conexión fluya, el error consiste en querer atraparla para un propósito particular, entonces es cuando se la entrega a los demonios para lograr el objetivo, eso es el pacto.

“Deja llegar mi mano a tu corazón”, escucho al Padre.

Los demonios acosan pero están perdiendo energía, lo importante es fortalecer la fé, lo demás se hará solo.

El Plan del Padre viene a desbatarar el Plan del Gran Demonio.

La energía de las galaxias está al servicio de este Plan.

La presencia de Solaris es intensa, Sofía es la encargada de direccionar su energía.

Jesús exorciza mi mente, luego purificará el cuerpo.

La Energía del Padre es Amor Puro.

 

 

En un tornado aparece Fedor Dostoievsky.

“Cuando logres quedarte quieto los giros se detendrán”, le digo, pero a Fedor le cuesta aquietarse.

“¿Dónde estás?”.

“Es como si aún estuviese en el mundo de los vivos, sigo escribiendo, llenado páginas con ideas que son demonios sámskaras y estos sámskaras se van metiendo en la cabeza de mis lectores.

“¿Cómo te encuentras?”.

“Estoy en la conciencia de la muerte con un sufrimiento peor que cuando estaba encarnado. Pretendí escapar del sufrimiento pero el sufrimiento aumentó. Creí que haciéndola visible, escribiéndolo, lo podría exorcizar, pero no solo no lo exorcicé sino que se lo transmití a los otros y lo potencié en mi mismo. Traté de mostrarles a quienes me leían cual era la raíz del sufrimiento, pero para los que me leían yo no era más que un inventor de historias. Nadie se podía reconocer en esas historias encontrar el retrato de su alma. Los demohumanos huyen en sus fantásticos proyectos a los que llaman realidad. Lo que yo les mostraba les resultaba ajeno. No podían ver los crímenes, los demonios, las pasiones como algo que habitaba en ellos, que era la raíz del sufrimiento. Negaban el sufrimiento o por lo menos se habían acostumbrado a soportarlo. No podían ver el sufrimiento como el círculo de la vida y de la muerte”.

“¿Si tienes tan clara la raíz del sufrimiento, por qué, Fedor, sigues atrapado en sus garras?”.

“No lo sé, Rafael, los pensamientos no me dejan respirar. Dios y el Demonio habitan en mi corazón, pero solo tengo conciencia del Demonio. Llegó el momento en que creí que su dominio era absoluto, su posesión irreversible. Me siento tan pecador que no soy merecedor de la ayuda Divina. Eso me lo dice el Demonio todo el tiempo. Esta ayuda es solo para algunos elegidos que tienen la Gracia que yo no tengo. Alguna vez creí que el Evangelio era un mensaje para todos, es posible, pero nadie lo entendió, y los religiosos menos que nadie”.