CRÓNICA 16

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El 19 de abril los submarinos del Padre bajo el comando de Chiara, Tiziana, Nicolás y Manuel navegan cercando al Conqueror. Chiara y Tiziana se acercan por la derecha, mientras Nicolás y Manuel operan por la izquierda. La naturaleza de la vibración de estos submarinos impide que sean detectados por los sonares del Conqueror , que se aproxima a una velocidad de seis nudos a las islas Georgias.

El comandante Christopher Wreford-Brown –mientras desayunamos en su cabina– me dice que nos encontramos a unos treinta kilómetros de la costa. También me comenta que el canciller norteamericano Alexander Haig fracasó en las negociaciones con los militares argentinos y regresa a su país con las manos vacías.

Estamos a unos cinco kilómetros de las Georgias. Nos detenemos para tener una observación directa. Después de unos minutos da la orden para alejarse. “Patrullaremos la zona”, le dice el primer oficial.

Un alerta en el entrecejo me comunica con los submarinos de los Rishis y me traslado al siglo diecinueve. Escucho la voz de Chiara que me informa.

“El siglo diecinueve se puede caracterizar con el del tormentoso recuerdo del comandante. Está atormentado por el recuerdo de cuando era Lucifer y contemplaba la belleza de la creación del Padre. No podía evitar sentir náuseas por lo que había creado. Lo monstruoso, lo deforme era la estética de su mundo. Ningún velo podía ocultarlo. El olor pestilente de Athón lo cubría todo.

En la visión de ese siglo diecinueve veo al ejército de Napoleón que se expande. ¿Qué se expande? Tiziana responde.

“En cualquier expansión demoníaca lo único que se puede expandir es el sufrimiento. Este sufrimiento en la expansión napoleónica está concentrado en las semillas de los ideales que el ejército va sembrando por los territorios que conquista”.

Los maestros alquimistas son provistos de la enorme energía del sufrimiento obtenida en las guerras, porque la obsesión del comandante,con esa energía, es construir engañosas formas de belleza que oculten los terribles y pestilentes demonios del siglo diecinueve.

Todo está siendo planificado. Los sonidos de la música tienen que evitar escuchar los lamentos del infierno. La pintura oculta pero también revela el rostro del Gran Demonio, es cuestión de saber ver.. La pasión de la poesía, la sordidez de la novela, la tragedia y la comedia del teatro, la magnificencia de la ópera, embellecen el cuerpo y el rostro del comandante.

“Esto pretende ser la imitación imposible de la belleza de los universos del Padre –dice Manuel–, esto que el Gran Demonio busca producir no es otra cosa que la liberación de la luz demoníaca que en su deslumbramiento toma las conciencias demohumanas.”

Nicolás muestra que Prometeo es el Gran Demonio. “Le roba el fuego a los dioses para dárselo a los demohumanos, ese fuego se transmuta en la luz demoníaca que creará la belleza de su mundo”.

Juan le dice al comandante:

“Los demohumanos tienen que estar absolutamente convencidos que ellos están construyendo su propio mundo, el resto es pan comido. Esto debe enraizarse en cada corazón y entonces Athón será su único mundo”.

El comandante hace gestos aprobando lo que dice Juan y como está contento se decide a contar una historia, siempre que el comandante está contento cuenta historias.

“En un lugar perdido de Athón lo inspiré a un fiel hijo, Vicente López y Planes para que logre una interesante e incuestionada inmortalidad, si escribía un himno que exaltase el corazón de los demohumanos que poblaban esa región”.

El submarino navega en la última noche de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora