ZURI
Los labios humedecidos de Ramsés se movían salvajemente sobre los míos, devorando cada milímetro a su paso. Su aliento a chocolate penetraba profundamente en mi garganta, yo no me movía. No le seguía el ritmo.
Hasta ahora no me podía explicar cómo es que llegue a esto. Ya eran demasiadas sorpresas para mí en un solo día. La conmoción me poseyó.
Con la poca razón que me quedaba aparte mi cabeza, alejándola de la suya y de su rojiza boca que ahora se había hinchado.
-Estás loco — dije sin aliento.
-Te voy a usar para un propósito y tú te vas a dejar — dijo en cambio — o me encargare de que mi boca no solo este aquí. Si no, también aquí — temblé cuando sus dedos se desplazaron por mis pechos y bajo lentamente su dedo índice, acariciándome por encima de mi vestimenta hasta quedar cerca de mi coño, demostrándome su punto. — Entendido.
-Vete al demonio — vocifere retrocediendo un par de pasos.
-No te muevas que ya tenemos otro nuevo invitado — sugiero Ramsés cambiando radicalmente de postura, guardando sus manos en los bolsillos y sonriendo burlescamente. — Como lo esperaba.
-Ramsés.
Su voz cargada de ira provenía de mis espaldas, apreté los ojos y con un poco de miedo giré la cabeza a un lado. Lo vi.
Adán.
Él tenía el ceño fruncido y a diferencia de Ramsés el desprendía otra aura diferente, una más elegante, más refinada y no tan rebelde y salvaje como lo es del chico con cadenas y vestimenta negra.
Adán tenía su camisa blanca y lisa arremangada hasta sus codos, con el botón del cuello desabrochado. Su pantalón se ajustaba perfectamente a sus largas piernas y su correa de cuero que le colgaba en las caderas le daba un toque más maduro y respetable.
Su mandíbula marcada y delineada se pronunciaba con más intensidad por la fuerza que ejercía en ella.
Estaba muy furioso.
-Zuri ven aquí — dijo hacía mi sin mirarme.
Todos aquí me ordenaban, eso como que ya me estaba hartando. Pero todavía me sentía muy por debajo de ellos como para rebelarme y mandarlos a todos a volar.
Eso hacía que todavía me mantenga aquí, parada en medio de todo el gentío, sin mover un solo musculo.
-Breant tráela a mi lado — tal parece que Adán se dio cuenta de que no le obedecería, por eso mando a su amigo troglodita a traerme.
Sin embargo, antes de que lo haga, yo camine sola mirando el suelo. Quería esconderme en un agujero y me trague para nunca más volver a salir, sentía que había hecho algo malo.
Breant se mantuvo en su sitio viendo cómo me ponía al lado de Adán, sin bajar su guardia se posiciono detrás de mí con los brazos cruzados, no sonreía, mantenía una expresión seria y carente de emoción. Además, con su cara golpeada creo que tampoco hubiese podido hacerlo.
-A él si le hace caso — bufo Ramsés.
-No te acercarás a ella, ella es mía — ladro Adán con una posesividad que no trato de esconder, por otro lado, su mano grande ahueco mi cadera y tiro de ella pegándome a su torso.
Si mis ojos pudieran gritar, lo habrían hecho hace mucho. No entendía porque ahora todos se fijaban en mí cuando fui ignorada hace mucho, hasta por este chico que me gustaba tanto.
Los alumnos me miraban tan atónitos como yo lo estaba.
Esto está mal, no está bien.
Tengo que hacer algo.
ESTÁS LEYENDO
SOMÉTETE A LAS TINIEBLAS✔
RomanceÉl: Vivía en las nubes, poseía el trono de la escuela, su padre era un dichoso actor de Hollywood y su madre una ex modelo, que más podía pedir. Su vida era miserablemente perfecta. Todos lo veían, todos lo querían, excepto ella. La chica menos dese...