🍎𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 25

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ADÁN

-Ni un carajo Adán. Primero declinas mis llamadas, manteniéndome preocupado a mí y a tu madre. Y ahora me pides que lleve a los Moretti a mi casa. ¡Eso es un rotundo no! Pobre de ti que me desobedezcas mientras llegamos para allá.

Oír la voz del señor padre enfurecido al otro lado de la línea, me dio tan igual que una envoltura siendo desechada a la basura, y dudaba mucho que él se preocupará por el bienestar de mi madre cuando siempre hacía de su vida un infierno.

De seguro había gente a su alrededor para que lo mencione.

Sin embargo, tenía que tenerlo feliz y contento si quería que aceptará mi idea.

Si el padre de Zuri no fuera tan moralmente correcto y no cargará con tantas modalidades incuestionables hubiese sido todo más fácil.

No estuviese cuestionándole nada a mi padre y simplemente llevaría a los Moretti a mi casa, importándome un comino lo que pensarán.

Pero no, tuvo que suceder de otro modo.

-Padre — presione el móvil con fuerza, me costaba demasiado tratarlo como a uno verdadero — discúlpame por no informarte de nada, estaba muy ocupado lidiando con todo aquí, tratando de mantener la calma.

-Lo entiendo Adán, pero no puedes declinar mis llamadas tantas veces como lo hiciste. Estaba preocupado, la gente no me paraba de preguntar por ti y no sabía que responder. Tú sabes que odio no saber lo que ocurre.

-Lo sé Padre. Ya te conté lo que ocurrió y espero que ya estés más tranquilo. Solo te pido que hables con el señor Moretti para que sepa que estás de acuerdo con está idea. Tú no sabes lo horrorizado que su hija y él estaban con todo esto.

-Me sorprende que hayas usado a los guardias que te había puesto, después de haberlos desechado hace años.

Casi suelto un bufido por lo lenta e innecesaria que era esta conversación. Solo quería que este imbécil me dijera: "Si Adán, pásame con el señor Moretti para hablar con él" y listo. Acabaría este dramático teatro de buena relación entre padre e hijo.

-Aceptarás lo que te dije o no — escupí casi en un gruñido. Necesitaba acelerar este proceso que se me hacía interminable.

-No lo sé Adán, no he tratado con ellos y no sé qué mañas pueden tener ...

Deje de escucharlo, son puras tonterías.

Más bien era al revés, él no quería que los demás se enterarán de las mañas que tenía el poderosísimo Maximiano Avenel.

-Mi madre conoce a la madre de Zuri, ella te puede decir que como son — lo corte, recordando las palabras de la señora Moretti.

-Tú madre es ingenua Adán, no creo en nada de lo que me pueda decir.

- ¡Maldita sea! — exclame molesto, perdiendo los estribos — solo acepta, yo me encargare de vigilarlos y todo lo demás si eso te preocupa.

-No me hables así. ¡¿Te tengo que recordar que yo soy tu padre?! ¡¿Y que yo mando?!

-Solo, podrías aceptarlo — dije casi suplicante, optando por un tono falsamente sumiso, porque no funcionaría si seguía desafiándolo.— Ella es importante.

-Pero que haces ... — escuche murmurar a mi padre y luego en menos de dos segundos, su voz fue reemplazada por la de mi madre.

-Adán hijo, ¿estás bien? — jadeo preocupada.

-Si, lo estoy.

-Hijo oí lo que hablaste con tu padre y créeme que yo si lo haré — las protestas de Maximiano se escucharon débilmente, pero mi madre hizo caso omiso a eso.— Hablaré con los Moretti.

SOMÉTETE A LAS TINIEBLAS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora