🍎𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 2

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ZURI

- ¡Ayúdame! ¡Ayúdame!

El miedo pitaba en mis oídos zumbando, en mi corazón acelerado, en mis respiraciones agitadas y en mis piernas corriendo sin cesar.

El viejo hombre venía a paso veloz detrás de mí con un bate en la mano.

Quería alcanzarme.

Lágrimas impedían ver con claridad el lugar donde me hallaba, gritaba mil veces más esperando que alguien pudiera ayudarme, pero nadie aparecía.

Este pasaje eran tan estrecho que apenas podía correr con comodidad, las luces tintineaban asustándome todavía más.

Gire mi cabeza a un lado, mirando hacia una ventana considerando la idea de escabullirme y encerrarme en esa habitación, pero un jadeo se me escapo al presenciar tal escena.

Otro hombre que desconocía, de estatura alta se encontraba de espaldas a mí y en el suelo había un niño apoyado sobre sus rodillas y manos gateando alrededor de sus pies.

Ese hombre tenebroso lo miraba atentamente complacido y el estómago se me revolvió cuando vi la razón por la cual ese niño gateaba tan rápido sin detenerse, el hombre de piel canela estaba orinando casi cerca de él.

¡No! ¡Tengo que escapar de aquí!

🍎🍎🍎

-Zuri, Zuri, despierta — unas delgadas manos movían mi cuerpo con cuidado.

Lentamente me vi obligada a abrir los ojos y la luz que se filtraba por las persianas mehizo cerrarlos al instante.

-Cariño estabas teniendo una pesadilla — susurra mi madre con cautela — tus gritos se escuchaban hasta mi alcoba.

-Eso es cierto — se une otra nueva voz y es la de mi padre — recuerda que no estás sola y que nosotros ahora te cuidamos.

Respiro hondo y los observo a ambos con la piel chinita por el reciente sueño que acabo de tener.

Mi madre tiene las facciones refinadas y delicadas, en sus ojos celestes brilla la preocupación en cuanto me ve, sus labios rojos y carnosos en la parte inferior están apretados en una fina línea.

En cambio, mi padre, ancho y fornido, con una mandíbula pronunciada y su incipiente barba tiene una expresión más serena, mirándome con ternura.

A veces quisiera que mi madre adopte las posturas de mi padre, me hace sentir más normal.

-Hay que olvidar esto, ¿te parece princesa? — pregunta él apoyado en el marco de la puerta — borrón y cuenta nueva.

-Pero Carl ...

-No Caroline, no hay que sofocarla más — la interrumpe — hay que hacer de sus días mejores — en esta ocasión me mira y guiña un ojo — empezando por el delicioso desayuno que tomarás antes de ir a la escuela. Es tu favorito — asegura.

La sensación viscosa que estaba atorada en mi garganta desaparece y es reemplazada por la calidez que me transmite las vibras de mi papá.

Siempre hace lo mejor para hacerme olvidar el tormento que cuelga en mis hombros.

-Bueno cariño, te esperamos abajo — dice mamá acariciando mi frente, quitándome algunos mechones que estorban — no tardes.

Asiento, sonriendo de verdad y al cabo de unos segundos ambos ya se han ido.

Perezosamente me levanto de la cama, dejando en un cofre todos estos sentimientos negativos que se me han acumulado por culpa de esta pesadilla.

Solo es eso, una pesadilla.

No se volverá a repetir.

Enciendo la televisión para conectarme a YouTube desde allí y poner una música de manera aleatoria, pero me quedo quieta viendo el canal que se está reproduciendo.

Es una repetición de la noche anterior. La famosa entrevista de la que todo el mundo hablaba en los periódicos, emisoras de radio y en la escuela.

Adán y su padre están en el show de Alice.

Los dos se ven tan elegantes e inalcanzables con sus ternos oscuros y sus piernas cruzadas en cuatro, claro que las de Adán son más tonificadas ya que el practica motocross y va al gym.

Por un momento la sangre deja de fluir en mi cuerpo, cuando Adán sonríe enseñando su perfecta dentadura blanca y simétrica. Respondiendo a las preguntas de Alice con tanta seguridad y confianza que lo hace jodidamente más irresistible si es posible.

Su padre no se queda atrás con su peinado sofisticado y llevado hacia atrás, hablando con ese acento británico que lo caracteriza. Alice se sonroja cuando Maximiano le guiña un ojo coqueto y siguen charlando animadamente.

En un breve instante pude notar como la mirada y la mandíbula de Adán se tensan ante eso, pero lo disfraza tan rápidamente con esa estremecedora sonrisa que pareció parte de mi imaginación.

-Si, estoy orgulloso de mi padre por su próximo estreno. La película tendrá mucho reconocimiento y más porque mi padre estará en él — dice Adán desbordando su repetitivo tono soberbio.

-Todos sabemos que el apellido Avenel es uno de los más prestigiosos e influentes en el país — concuerda Alice.

-Somos más que eso — agrega Maximiano mirando hacia la cámara.

"Somos más que eso."

Resuena en mi mente.

Claro que son más que eso. Son unos jodidos demonios con esa belleza cegadora que se cargan encima, son tan intocables e inalcanzables que a su lado pareces una insignificante mosca queriendo un poco de atención, que no conseguirás porque ellos se la acaparan toda.

Adán es ... no tengo palabras para él. Solo sé que una emoción ya conocida me recorre entera al pensar que dentro de unas horas nos veremos en la escuela, otra vez.

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