🍎𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 39

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ZURI

-Tienes que detener el auto Sebastián — seguí insistiendo — debemos esperar a los demás. Ellos ni siquiera saben lo que está sucediendo.

- ¡¿No me escuchaste acaso?! — rugió — no hay tiempo.

-Cuida tu tono — le advierte Adán con un leve tic en su ojo — estás comenzando a ser un fastidio, y más al meterte con ella.

Negué en mi interior.

Esto se nos estaba yendo de las manos.

Maldito sean los traficantes. Maldito sea "Dark Stars". Ellos eran la causa de todos nuestros problemas. Por su culpa no podíamos llevar una vida normal. Tenían que jodernos, y arruinar el plan que ya habíamos elaborado.

Quería enfadarme con Sebastián por desviarse del camino y poner su interés amoroso por encima de mis padres, sabiendo lo mucho que me importan. No obstante, no podía resentirme con él. Ese interés amoroso que el tenía, esperaba un hijo suyo, volviendo más delicado el asunto.

Lo entendía hasta cierto punto.

Posiblemente yo hubiese hecho lo mismo que él. Solo que era muy difícil ponerse en su lugar cuando mis propios padres corrían el mismo destino que su chica.

Una parte horrible de mí, mantenía la esperanza de que mis padres estén en mejores condiciones que esa mujer que vi en la fotografía.

La necesidad de llegar a mis padres era abrumadora.

-Por favor — susurre a la nada.

Esperaba poder encontrar una salida en la que tanto Sebastián y yo podamos salir beneficiados. Él pueda recuperar a la mujer que espera su hijo, y yo a mis padres y los padres de Adán.

Tenía que haber algo que podamos hacer.

-Tienes que reaccionar Sebastián — mascullo Adán con la mandíbula apretada, sin liberar mi cuerpo que todavía seguía pegado al suyo — te están tendiendo una trampa.

La camioneta quedo enmudecida, y nadie se atrevió a volver a hablar. Sebastián mucho menos intento responderle a Adán, lo ignoro deliberadamente. Luego de unos minutos que parecieron eternos, la velocidad del auto disminuyo.

El rubio nos miro por el espejo retrovisor, y al final, se quedó viéndome únicamente a mí, mandando espasmos nerviosos por toda mi columna.

-Yo tenía una hermana mayor que siempre velaba por mi bienestar — contó con dureza — ella todo el tiempo trataba de evitar que me golpeasen o me dejasen con hambre. Ella recibía los duros castigos que proponía el orfanato por mí — chasqueo la lengua, profundizando su ceño aún más — era una buena hermana ... hasta que murió. La mataron en mi delante sin darme la oportunidad de despedirme y Dark Stars apareció, secuestrándome para llevarme a ese horrible lugar en el que nos conocimos.

Me quede en silencio. Era la primera vez que Sebastián me hablaba de alguien de su pasado, supuse que como llego solo ese día a la sede de la organización en la que nos enjaularon, no tenía a nadie, ningún miembro familiar, como todos los demás niños.

Pero debí haberlo supuesto.

-No entiendo porque me cuentas todo esto ahora — murmure.

-Porque mereces saber la verdad, al menos algo de ella.

-Debiste escucharme — me susurro Adán, sin moverse un solo centímetro — él no es de fiar.

En otra ocasión le hubiese dicho que es un lunático paranoico y que solo eran sus celos hablando, pero ahora, esa posibilidad se abría paso en mi cabeza. Su actuar de Sebastián estaba bastante sospechosa.

SOMÉTETE A LAS TINIEBLAS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora