🍎𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 37

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ZURI

-Te invito a bailar.

- ¿Quieres cocaína? Tengo suficiente para los dos en este paquetito.

-Corrómpeme amor, vamos a mi casa.

Los suburbios del antro estaban en su más alto clímax, los tragos de baja calidad repiqueteaban en el pobre minibar que la gente acudía cuando sus bebidas se terminaban. Solo contaba con cinco licores distintivos.

No entendía como es que los tragos no se habían acabado teniendo en cuenta la cantidad de personas que bebían y repetían los chupitos.

Las luces psicodélicas se aprendían y apagan a una velocidad desconcertante, en lugar de causar furor solo transmitían miedo, llenando el escenario de sombras borraras y rostros difíciles de identificar.

A pesar de todo, logre atisbar lo perdida que iban las personan en el alcohol y en las drogas que se repartían despreocupadamente. Sus murmuraciones incoherentes llegaban a nuestros oídos cargados de sudor, cigarrillos y un ostentoso humor desagradable.

Adán cada cinco segundos negaba en dirección de las mujeres y hombres que se nos acercaban para decirnos cualquier propuesta estúpida que se le ocurriera debido a su falta de sentido común. Él no parecía nada contento, y no solo por las provocaciones de las personas. Él parecía enfadado con todo el mundo, incluyéndome.

-No te separes de mí — siseo indiferente a tan solo unos milímetros de mi oreja.

El hombre elegante se mantenía a mi lado, sujetando con firmeza mis caderas, apartando con su mano restante a cualquier transeúnte que obstruya mi camino.

Luego de varios minutos y maldiciones por su parte, decide empujarme poniéndome en su delante y en su campo de visión. Un silencio entre nosotros se asienta incómodamente y se que tengo que seguir caminando, Adán no me dirá nada, pero se que eso es lo que exactamente quiere.

Además, en esta posición él cree que me cuidará mejor.

Así que para no arruinar nuestra situación todavía más le obedezco. Sin darle un solo vistazo por encima de mi hombro continuo el recorrido por el resto del antro.

Pasamos por todo el mar de gentío, hasta que nos topamos con una vieja puerta que nos lleva a un largo pasaje que atravesamos sin decirnos absolutamente nada y al final, subimos por unas escaleras metálicas que nos conducen a un segundo piso que es donde está nuestro punto de encuentro.

Tres hombres de piel aceitunada, complexo ancho y de enorme estatura resaltan en este lugar semi silencioso, porque la música no llega hasta aquí con la suficiente potencia como para dejarnos sordos.

Me doy cuenta que cada uno de estos hombres carga con una ametralladora en sus espaldas, supervisando la única entrada que tiene este piso.

Cuando nos acercamos comienzan a balbucear entre sí y nos preguntan por nuestros nombres, situación que me parece estúpida, porque recuerdo haberlos vistos con anterioridad.

Supongo que sigan el protocolo de protección que se les ha encomendado.

-Adán Avenel y Zuri Moretti — contesta Adán con su permanente expresión desdeñosa.

Los guardias nos repasan de pies a cabeza evitando la mirada furtiva que les lanza Adán y dentro mío permito asombrarme por la evidente sumisión que demuestran estos feroces hombres ante el chico elegante.

-Pasen — murmuran al cabo de unos segundos.

Nos adentramos a la húmeda habitación que desde ya nos recibe con un fuerte olor de putrefacción que me hace fruncir la nariz. Observo las llamativas paredes de color lila y encuentro en las esquinas, cerca de las vigas, manchas de moho y zonas descascarándose, demostrando lo viejo y destartalado que esta el lugar.

SOMÉTETE A LAS TINIEBLAS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora