ZURI
Sabía que ver sus miradas adoloridas y entumecidas por el miedo me heriría como jamás imagine.
Tenía un nudo en mi garganta y el cabello lo traía revuelto, mucho más de lo habitual, por haber despertado recién. Adán fue el encargado de levantarme diciendo que mis padres habían llegado, empleando un tono calculador e insípido.
Mi padre y mi madre estaban de pie en la sala central donde se encontraba la zona más deplorable de la casa. Con sorpresa se dieron cuenta de los jarrones rotos, del televisor hecho añicos en el suelo, de los sofás infestados de vidrios.
Y en las paredes había una que otra bala incrustada. Eso hizo soltar a mamá un grito, mi papá no dudo en atraerla hacia él y abrazarla.
A todo esto, Sebastián y Adán permanecían cabizbajos echándose miradas de odio. Su pelea infantil seguía en pie, yo pensaba que después de haberlos dejado solos arreglaría algo, pero no lo hizo.
Tal parece que solo lo empeoro.
-Zuri ... pero que ... pero que acaba de pasar. Explícamelo hija — hablo mamá con la voz estrangulada, apoyando su mano en el brazo de papá.
Ver su rostro serio sin su cálida sonrisa, me puso tan nerviosa y asustada de todo que quería sacudir sus hombros para que me diga algo. Mi papá siempre sonreía para cualquier situación, tratando de aminorar los problemas y hacerme sentir bien.
Según él, siempre su objetivo fue mantenerme feliz y hacerme sentir la hija más deseada y querida en este planeta.
Pero ahora, no solo estaba más que serio y preocupadamente tranquilo, si no que, ni si quiera se dignaba a ojearme una sola vez.
-Señora Moretti, como salió en las noticias asaltaron a su hija y a su casa — explico Adán por mí e internamente se lo agradecí, yo no podía articular una sola palabra en este instante — justo venía de recogerla de la escuela y nos emboscaron, llamé a mi seguridad y aparecieron a tiempo para espantarlos y que no se llevarán nada.
Su respuesta educada ante mis padres fue tan perfecta que no creía que tenga a Adán Avenel al lado mío, actuando como un verdadero caballero, manteniendo una considerada distancia conmigo, sin intentar tocarme o insultar a Sebastián, como lo ha venido haciendo desde que lo conoció.
Fue un poco desconcertante conocer ese lado suyo.
-Adán, muchas gracias por proteger a mi hija. No sé lo que hubiéramos hecho si la hubiésemos perdido.
-Ni yo.
Gire la cabeza atontada por escuchar ese débil balbuceo que provino de Adán, pero la voz inestable de mi papá me distrajo.
- Gracias por eso joven Avenel — pronunció con sus ojos cristalizados — pero aún así te quiero lejos de ella.
-Lo entiendo señor Moretti — dijo él sin enojarse o ponerse a pelear con papá, como creí que haría. Porque he notado en Adán la posesividad que siente hacia mí y se molesta bastante cuando alguien que no es él me toca o simplemente me mira de otra forma.— Usted no me conoce y con la situación que ha pasado, es comprensible que no confíe en nadie para estar con su hija ahora.
Me daba un poco de vergüenza admitir que la tristeza haya disminuido un tantito por el atípico comportamiento de Adán. Esto no es normal en él. Literalmente este hombre no respeta a nadie, ni acepta una negación cuando quiere algo. Es extraño que sea tan receptivo ante las ordenes de mi papá.
¿Qué es lo que estás tramando?
Tenía que recuperarme rápido para lo que sea que tenga en mente, porque para que él se comporte como un gatito, significaba que pronto me atacaría usando todo su potencial. Estoy segura que en su mente perversa ya tiene algo y tengo que estar lista para devolverle el golpe.
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SOMÉTETE A LAS TINIEBLAS✔
RomanceÉl: Vivía en las nubes, poseía el trono de la escuela, su padre era un dichoso actor de Hollywood y su madre una ex modelo, que más podía pedir. Su vida era miserablemente perfecta. Todos lo veían, todos lo querían, excepto ella. La chica menos dese...