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Estoy tan

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Estoy tan... malditamente cómoda. Abrazada a algo cálido, huele tan bien... Mi cuerpo ya no pesa, no hay lamentos, no hay enojos, no hay tristeza alguna que joda este momento.

Sólo hay descanso. Un sueño sereno y tranquilo, donde las preocupaciones están lejos, muy lejos de aquí...

Me remuevo y me acurruco más cerca de la fuente de calor. Una risa turba las aguas de mi sueño.

—Mako...

Gruño y aprieto mis brazos a su alrededor. Escucho un quejido. Me zarandean con cuidado, sin fuerza, no presto atención.

—Mako... —me llaman y yo vuelvo a quejarme, su voz suena estrangulada—. Nena, me romperás las costillas.

Abro los ojos, confundida, adormilada. Lo suelto de inmediato y Riz ya puede respirar. Su cuerpo antes tenso se relaja junto al mío, tan juntos que al respirar nuestros torsos se tocan. Mis brazos rodean su abdomen desnudo, su mano en mi espalda, nuestras piernas entrelazadas. La distancia es mínima... La vergüenza se apodera de mi, siento el rostro y cuello ardiendo.

No lo miro a los ojos, mantengo mi nariz enterrada en su clavícula.

—¿Qué hora es?

—Ah... —Vacila y se estira para buscar algo detrás de él—. Oh... Mierda... Las 6:30.

¡¿6:30AM?!

Las clases comienzan a las 7:00. Carajo, carajo.

Lo libero de mi agarre por completo y me alejo, girándome hacia la cortina para abrirla. Los compañeros de Riz ya están despiertos, algunos tratando de ocultar sus sonrisas.

Estúpidos machos.

Me bajo de la litera sin problemas, me estiro y mis huesos crujen, me relajo y respiro profundo. Dormí demasiado bien, joder... Pero es momento de volver a la realidad.

Riz baja también, lo oigo bostezar detrás de mi, pero no me atrevo a mirarlo. Se me acerca y deja un beso entre mis orejas, antes de alejarse y entrar al baño. Lo último que veo es su espalda ancha, musculosa y varonil.

Él es demasiado atractivo...

—¿Desde cuándo te cuelas en nuestra habitación? —Pregunta el único oso polar entre nosotros.

—Hace meses —responde otro oso por mi, quien ni siquiera me mira, esta sentado en el escritorio leyendo algo—. Deberías irte antes de que todos comiencen a salir.

—Tomaré tu consejo —le digo, abriendo el clóset de la derecha, el aroma de Riz me lleva hasta ahí. Examino la ropa mientras me quito el suéter, quedando en una blusa de tirantes de color blanco.

Siento las miradas de los tres osos sobre mi, decido ignorarlas. Tomo un buzo gris oscuro del doble de mi talla. Huele a él. Huele como a primavera, miel y coco, hay un toque a frutas pero también algo un poco agrio, masculino, es característico de él.

Not Like You | BeastarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora