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—No te pido que lo hagas. Nunca pensé que lo harías, nunca creí que pudieras. Pero eso nunca fue un impedimento para mí —Mi tono de voz empezó a elevarse sin quererlo, quería que me escuchara, quería que entendiera—. Nunca me importó, porque seguíamos teniéndonos el uno al otro, sin importar la forma o el contexto. Siempre estabas para mí, incluso cuando creía que no lo harías, incluso cuando discutíamos y nos odiabamos, no nos separamos.

Había un sentimientos casi grotesco en el aire, como una amarga despedida, esa sensación de pérdida y ruptura difícil de explicar o entender; solo sabía que nos estábamos perdiendo.

—No debes amarme, no tienes que hacerlo; pero no puedes pararte aquí después de todo lo que hemos pasado y decir que no me quieres.

Y su silencio culposo, sus ojos desconcertados y sus labios apretados decían más que las palabras.

—Solo te pido tu apoyo una vez más. Te lo pido por una buena razón, por una buena causa.

Levantó las manos a su cabeza, frotándose el pelaje y arrastrando sus orejas hacia atrás. No sabía si estaba frustrado, enojado, impotente o conmocionado, pero él, sin lugar a dudas, tenía mucho en mente.

—Lo sabía. Lo sabía todo —escapó de sus labios como una verdad incómoda—. Tus sentimientos hacia mí. Solo tenía suposiciones al principio, pero todo empezó a ser mucho más claro con el tiempo. Y yo no podía... No quería decir nada al respecto. Creo que me equivoqué. No debí acercarme demasiado. Tal vez debí alejarme cuando tú lo hiciste.

—Pero seguías regresando —murmuré y sus ojos se encontraron con los míos en un extraño baile de disculpas.

—Seguíamos regresando —corrigió—. Y no podía detestarte por ser... una carnívora, no podía detestarte solo por ser quien eres, no era justo. Durante un tiempo fuiste todo lo que tenía y me sentí...

—¿En deuda?

—Algo así —resopló y sus manos detrás de su cuello apretaban con algo similar a la frustración—. Luego Haru vino y...

Y llegó el silencio incómodo, seco y vacío. Él evitaba mirarme por completo, evadía mi mirada y no podía decir si era lástima o culpabilidad.

—Me lo contó todo.

Gruñí y por instinto me llevé las manos a la cara, estaba completamente harta. Haru esto  Haru, lo otro, ¿por qué siempre tenía que ser Haru? ¿Por qué siempre estaba metida en lo que no le convenía?

—Y el encuentro con Riz en la cafetería cobró más sentido.

—¡Riz mató a Tem! ¡¿Podemos enfocarnos en eso y no en mis sentimientos por ti?!

Gruñidos frustrados se producían en mi pecho, quería cerrar los ojos y poder olvidarme de esta conversación.

—Seguí trabajando en ello por mi cuenta después de que te fuiste. He estado aplicando mis propias medidas desde el Festival del Meteorito. Mientras tú estabas escondido en el Mercado Negro, fingiendo ser alguien que no eres, yo estaba cumpliendo mi promesa de atrapar al asesino, ¡y tú no estabas ahí!

Las palabras brotaron de mi con una rabia incontrolable. No quería escuchar mas de lo que tenía para decir, no era aquello para lo que había venido.

—¿Qué medidas? —Se acercó y me alejé como si su presencia quemara, pero él no dejó de avanzar—. Mako, ¿qué medidas?

—Gouhin me dió un suero experimental —confesé agotada—. Es una nueva versión de la medicina para osos como también un suero para los carnívoros que consumieron carne. Debería descender sus niveles de cortisol y testosterona, con el mismo efecto de atrofia muscular de la medicina. ¡Se supone que debe calmarlo! Hacerlo más dócil, quitarle fuerzas. Debe asegurar un arresto limpio.

—¿Y funciona?

—¡No lo sé! ¡Se supone que funciona! Sigue siendo experimental pero ha mostrado buenos resultados hasta ahora.

La cara de Louis estaba alternando entre la incredulidad y el entendimiento. Era la primera vez que le contaba a alguien más sobre mis planes de las últimas semanas.

—Sus compañeros de dormitorio le están dando el suero sin que lo sepa. Para un animal tan grande deberían ser varias dosis frecuentes para surtir efecto. Una vez que el tiempo estimado pase, deberíamos ser capaces de capturarlo sin mayores incidentes.

—¿Y para qué necesitas mi ayuda? Lo estás haciendo más que bien.

—¡Tengo miedo, Louis! ¡Estoy aterrada! —Un intenso grito dejó mi garganta, me temblaban las manos y mi respiración estaba agitada—. Prometimos hacer esto juntos... Necesito algo de apoyo... Y necesito una cabeza como la tuya que piense en un plan B si las cosas no van bien.

Habíamos dado muchas vueltas alrededor de los años, incluso subidas y bajadas en esta extraña convivencia que teníamos y a decir verdad no tenía idea de dónde acabaría, pero sin duda íbamos a descubrirlo tarde o temprano.

—Mako, no me necesitas. Has hecho este plan por tu cuenta, buscaste opciones y posibles soluciones. Querías ayudar de cualquier modo posible y te involucraste, no porque alguien te lo pidiera, sino porque quisiste —sus ojos eran suaves, llenos de vida y ese brillo que había olvidado que podía tener—. No significa que no te apoyaré. Significa que, deberías creer un poco más en ti.

Sus pasos retumbaron en mi dirección, en el centro de un solitario puente acompañados de la brisa marítima. Era tan extraña una situación como esta, pero jamás rechazaría esto. No importaba la amargura, no había dolor, ni culpabilidad o vergüenza. Éramos quienes éramos, rotos e incompletos, imperfectos.

—Te ayudaré, no importa el resultado. Pero cuando esto termine, cada uno tomará su camino.

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⏰ Última actualización: Aug 06 ⏰

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