Es difícil ser un carnívoro. Es difícil vivir con todos los prejuicios, con toda la responsabilidad, Mako sabía eso. Pero logró conocer, durante un corto tiempo, una vida diferente, porque todo cambia entre los peones si el rey te acepta.
Louis ace...
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«Hay algunos casos, donde un carnívoro amaba tanto a un herbívoro, que terminó comiéndola viva».
Las palabras de Gouhin al descubrir mi secreto fueron esas. Fue la dosis de realismo que ameritaba la situación. Fue arrancarme la venda de los ojos y descubrir aquello que debí hacer.
«Aléjate de él, por tu bien y el suyo. Haz mantenido tu careta por ahora, ¿cuánto más durara?».
Su voz grave retumba en mis pensamientos, me tiemblan las manos, me escocen las encías.
«Jamás sabrás si es amor u hambruna. Y créeme, es mejor si nunca lo descubres».
Pero no estoy hambrienta. No quiero devorarlo, no quiero lastimarlo. No lo haría.
Jamás lo haría.
Jamás...
No...
Todo se desmorona, el techo cayendo sobre mi mientras las paredes se agrietan, tiemblan y crujen. Mi pequeño lugar seguro dejo de serlo y estoy expuesta, vulnerable mi naturaleza, enloquecidos mis colmillos, despiertos mis instintos.
Gouhin tenía razón. No debí descubrirlo.
Mi sombra lo cubre, terror en su rostro, lágrimas en sus ojos. Sus uñas me rasguñan, trata de liberarse.
Calor.
Él es tan cálido... Huele tan bien...
¿Será tan bueno su sabor como su olor?
Mi mano en su cuello, lo estampo contra el cemento.
Sangre.
Huele a sangre.
No puedo parar. No puedo detenerme. No tengo control, ¡mi cuerpo no se mueve!
¡No quiero esto! ¡No soy yo!
—Ma... —Jadea, trata de respirar. Mi mano aprieta su tráquea y lágrimas se deslizan por su rostro—. Mako...
Louis...
Lo siento.
Lo siento.
No quiero... Pero no puedo...
Debo hacerlo. Lo quiero. No, no es verdad. No debo.
Un segundo de conciencia, tan sólo eso. Suelto su garganta, Louis se agita por aire. Estoy sobre él, no tiene salida. Lo intento, pero no puedo mover mi cuerpo.
¿Cómo de una disculpa llegamos a esto?...
Su puño contra mi mejilla, ni siquiera puedo sentirlo. Escucho sus huesos crujir, un quejido brota de sus labios; se ha roto la mano.
