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Después de tantos consejos, tantas palabras de ánimo y serenidad, decidí pasar por el club de teatro

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Después de tantos consejos, tantas palabras de ánimo y serenidad, decidí pasar por el club de teatro. Finalmente me sentía preparada para dejar de correr, abrir esa puerta y ver a mis amigos. Pero en el momento en el que entre me sentí excluida.

Y es que todos rodeaban a Juno, rían alegremente con ella, la aludían y vibraban a su sintonía. Ella parecía atraer todas las miradas, toda la atención, adueñarse del lugar por completo como una estrella. La loba iluminaba su alrededor y los demás eran atraídos por su brillo, yo jamás pude hacer eso. No pude reunirlos a todos y animarlos, compartir una luz con ellos. Yo no era una luz, no como Juno.

Cuando ella llegó las hembras eran ariscas con ella, dedicándole miradas despectivas y hablando a su espalda. Ahora parecía que todos la adoraban, incluidas esas hembras que tanto parlotearon sobre su forma brusca de bailar y su actitud descuidada.

Una agria sensación se asentó en mi pecho, me impedía respirar. La forma en la que sonreían por ella y la forma en que se construyo un mundo a su alrededor quebró mi espíritu, pues era un mundo del que yo estaba excluida. Para una flor no es difícil atraer seguidores... Y yo no era un flor, siempre lo supe, pero jamás tuve ese hecho tan de cerca, para apreciar la banalidad de mi presencia.

Mis ojos se encontraron con los de Louis y él debió notar la situación porque su expresión cambio, no permití que dijera nada y me di la vuelta sabiendo que esto fue un error. No pude estar más equivocada... Creyendo que mi ausencia importaría, que no habría modo de reemplazarme. Que equivocada estaba.

Salí de inmediato y abandone el club antes de que alguien más pudiera notarme, pero aunque eso pasara, aunque me notaran, dudo que hiciera mucha diferencia.

—Carajo... —Gruñí—. Lo sabía, lo sabía.

Era esa maldita sensación que crecía en mi pecho, el sentimiento de ser reemplazada y olvidada me sucumbían. La idea de que no soy lo suficientemente cercana a mis amigos rondaba en mi cabeza, parecía gritar que no era apreciada por nadie y de nuevo estaba sola. Estaba por mi cuenta otra vez. Caía al pozo de la desolación y aislamiento, donde me abrazaban mis dañinos pensamientos y mi cama ya estaba hecha; el lugar del que nunca me fui.

Mi celular comenzó a vibrar una y otra vez, no tenía idea de quien era pero si algo sabía era que no tenía planeado responder, que planeaba desaparecer.

—¡Senpai! ¡Espere! —Legoshi me seguía, ¡este no era el momento!—. Necesito hablarle.

El lobo trotó hasta alcanzarme, yo aceleraba mi ritmo pero fue inevitable. No tenía tiempo ni el humor para esto... Estaba harta, estaba dolida y en un complejo estado mental, del que sinceramente, me había costado mucho salir pero no fue difícil volver a entrar.

Not Like You | BeastarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora