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La tensión finalmente explota

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La tensión finalmente explota.

Tira de mi, nuestros cuerpos chocan y el calor nos envuelve. Mis dedos se aferran en su pelo, se enredan en su nuca y lo empujo hacía mi. Nuestros labios al fin se encuentran. El beso que una vez fue lento comenzó a volverse más intenso, más cargado de libido. Él aferra sus manos a mis caderas, descendiendo a mis muslos mientras me besa.

Chillo cuando me levanta, pero él vuelve a besarme mientras camina al sofá, se sienta conmigo encima y el asiento cruje debajo de nosotros. Lo ignoramos. Porque no hay nada que nos importe menos.

Su lengua me persuade, gira y se entrelaza con la mía. Muerde mis labios suavemente, sus colmillos me pinchan pero no perforan. Me rodea con sus brazos y me afinca contra él. Y es que él no me da tregua. Tampoco quiero que lo haga.

Me deshago de su chaqueta, la lanzo sin importar a dónde termine. Sus manos se aventuran por mi trasero y las mías recorren su pecho. Muerde mi labio, duele, arde. El sabor metálico burbujea en mi lengua, él saborea mi sangre y se aleja. Sus labios me abandonan, me siento vacía, me siento ansiosa. Mi respiración se acelera, mis ojos cerrados hasta que el sonido de una tela desgarrándose me despierta.

Mis garras cortan su camisa hasta la mitad. Muerdo mi labio, gimo por el dolor, más sangre en mi boca. Termino el trabajo, su torso queda desnudo y su mirada sorpresiva me atraviesa. ¿Por qué parar?

Él gruñe juguetón y sus garras pinchan mis jeans, escucho el sonido estridente de la tela romperse en mis muslos. Riz tiene el cuidado de no lastimar mi piel, tan atento. Pensé que destrozaría mi pantalón, pero se detuvo, satisfecho por su capricho; la venganza por su camisa.

—Que vengativo —le digo con una sonrisa llena de burla, pecaminosa diversión. Sonrisa que él corresponde de la misma manera.

—No es venganza.

—¿Entonces qué es?

Deja un beso en mi labio agrietado y dice:

—Deseo.

—Deseo, ¿huh? —Tomo sus manos y las dirijo a mi trasero—. ¿Por mi?... ¿Si?...

Aprieta mi trasero, yo acaricio su pecho, alboroto su pelaje color crema.

—Uh, que hermoso pelaje —adulé—. Y que preciosos colmillos... ¿Vas a morderme? ¿A... marcarme?

Se queda sin aliento y sus ojos recorren mi rostro.

—¿Tratas de engatusarme?

—No, mi amor —mis manos acunan sus mejilla—. Soy honesta. Quiero ser tu presa esta noche... Tu única presa mañana, y todo el tiempo que seas mío.

La elección de palabras lo sorprende. Es una elección peculiar, pero no hay otra forma de describir lo que siento, lo que quiero de él.

—Mi presa, ¿mmh? —Asiento y él sonríe—. Entonces...

Not Like You | BeastarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora