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Volvería a la terapia y a los medicamentos, era un hecho

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Volvería a la terapia y a los medicamentos, era un hecho. Y en verdad no me apetecía... No quería sentirme drogada y cansada todo el tiempo. Pero cierto era que no había ninguna alternativa.

Mis padres salieron de la habitación, se marcharon por algo de comer y Gouhin debía volver a la clínica. Estaba sola, a excepción de ese demonio de astas enceradas.

Era estúpida la forma en que mis manos temblaban y me rechinaban los dientes, todo porque tenía miedo de Louis. Miedo de lo que diría, de la información nueva que tenía, de lo que pensaría de mí. Y es que durante mucho tiempo me había esforzado demasiado para ser lo suficientemente buena, para que él me considerara como alguien digna de tener su confianza, y todo eso dejaría de importar si era débil ante él.

¿Si no podía cuidar de mí misma cómo él podría confiar en que puedo cuidarlo? ¿Cómo confiaría en que no permitiría que los carnívoros de Cherryton hicieran algo en su contra? La respuesta era simple, no podía.

Cuando entró en la habitación fue como si aquel lugar blanquecino rápidamente se transformara en la sala de mi perdición.

—Ten—puso el teléfono en mis manos, aquel que debió quedar en mi ropa sucia por la tierra del callejón—. Dijeron que mañana te darían el alta.

¿Por qué no decía nada más? ¿Por qué evitaba el tema de esta manera? ¿Qué tan bueno o malo era eso?

—Gracias...—Deje el celular a un lado, no era algo en lo que quería enfocarme—. ¿Alguien en Cherryton sabe?...

—No, supuse que así lo querías—tomó asiento en el sillón a mi derecha, a decir verdad, se veía muy tranquilo—. Tu padre llamó al director, se mantendrá como algo discreto. Supongo que tus compañeras de dormitorio estarán preocupadas, pero aparte de ello no debes angustiarte por nada más.

Asentí... Solo asentí. Estaba cansada.

—¿Qué pasó en el callejón?

Levanté mi mirada hacia él, encontrándome con sus ojos cafés y ninguna palabra salió de mi boca. Estaba sentado a mi derecha, con una apariencia apacible, su dedo golpeteaba el apoyabrazos del sillón y no hacía más que mirarme. A pesar de tantos años en conjunto aún no podía descifrar lo que sucedía dentro de su cabeza, a veces era muy difícil y mis propios prejuicios afectaban el resultado.

—La noche en el club, ¿fue por lo mismo?—Cuando preguntó supe que no le habían dicho nada, y me sentí una tonta, porque era evidente, no era familiar y no podía obtener respuestas si no provenían de mí.

—Sí... Supongo que sí.

Sus ojos se deslizaron por mi cuello, parando en el vendaje que sobresalía por el cuello de la bata. Ya no había forma de ocultarlo, no había manera en que pudiera seguir escondiéndolo.

—No era algo que tenías que saber—en cuánto lo dije su expresión apacible cambió.

—¿Acaso crees que no me importa lo que te ocurra?—Vociferó frunciendo el ceño—. Te veo deshaciéndote en un callejón, ¿y piensas que no buscaré respuestas?

Not Like You | BeastarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora