Mirar a la pared era lo único que podía hacer en este estado, nunca debí irme con Luis Miguel, pero como tonta dejé que me llevara, y ahora tengo la pierna rota.
La puerta se abrió dejando ver a alguien entrando de espaldas, llevaba un saco negro y un sombrero del mismo color, aquel sujeto se dio la vuelta, dejando ver a la persona encargada de que esté aquí.
—¿Que haces aquí? ¿Vienes a ver qué sucedió después de tu gran carrera?—.
El se saco su sombrero dejándolo en la mesa.
—Lo siento mucho (TN), la verdad es que no quería que nada como esto sucediera—.
—Tus disculpas no me repondrán mí pierna—.
Tomo la silla que estaba a mí lado, la puso frente de mí y se sentó.
—Se que no puedo remediar lo que hice, pero al menos dejame ayudarte en tu recuperación ¿Si?—.
—Mira Luis Miguel, lo único que quiero en este momento es que te vallas, no quiero verte, necesito estar tranquila, y recuperarme, y tu presencia no me deja hacer eso—.
—¿Me odias?—.
¿Que clase de pregunta es esa?.
—¿Por qué lo dices?—.
Giré solo mis ojos, ya que aquella cosa que tenía en mí cuello me impedía girar a verlo bien.
—Eres tan obvia (TN), tu mirada hacia mí es como si quisieras matarme—.
Rei un poco.
—¿Enserio crees que te odio?—el asintió—¿Por qué crees que competi contigo? ¿Por qué crees que fui a esa fiesta que según era para ti? ¿Por qué dejé que te acercaras a mí?—.
—¿Entonces no me odias?—.
Negué lentamente.
—Claro que no Luis Miguel, es solo que así soy yo, tu eres un amigo más, lo que dije en la fiesta fue por impulso, yo ya te considero mí amigo, conoces a mis amigas, tu hermano fue a mí casa, además tus amigos también ya me conocen—.
El sonrio.
—Yo te considere mi amiga desde que te hable en el bar, de hecho ese lugar fue la noche en la que nos conocimos—.
—Claro que si—.
—La primera chica que no cayó en mis encantos—suspiro mirando al suelo—Te quiero pedir disculpas en verdad, si no fuera por mí no estarías en esta situación, soy un tonto por no pensar en eso—.
—Yo también formó parte de la culpa, así que no te sientas culpable ¿Si?, Al final de cuentas la pierna se me curara, al igual que el cuello, solo tomara un par de meses, estaré bien—.
—Estare al pendiente de ti—.
—No es necesario, mis hermanos me cuidarán, bueno ahora están en casa—.
Luis Miguel se levantó de la silla en donde se encontraba, lentamente camino hacia mí, la sonrisa que tenía en su rostro se esfumó, en su lugar una mueca de seriedad se hizo presente, la verdad no sabía por qué estaba así, ¿Dije algo malo?, Su mirada estaba clavada en mí, eso me puso muy nerviosa, y peor en el estado en el que me encontraba, ni siquiera me podía mover, o hacer algo, cuando estaba suficientemente cerca de mí se agacho, acercando su rostro hacia mí.
—Dejame conquistarte—.
La piel se me erizo al escuchar su gruesa voz.
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La última de los Fernández [Luis Miguel]
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