❝ Capitulo 35 ❞

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Entre a la fiesta, mirando a la gente moverse de un lado a otro, las bebidas de allí para alla, eso era normal en una fiesta de este tipo, a lo lejos vio a Natalia y a Samara, quienes al verme se acercaron rápidamente hacia mí.

—¡(TN)! WOW estás hermosa, dios mio, pareces una modelo, no parece que tuvieras una hija—.

Yo solo reí.

—Gracias chicas, ustedes tampoco se quedan atrás, ¿Llegué tarde?—.

Ellas negaron.

—Apenas está comenzando, además Luis ya está aquí, está por allá—.

Natalia señalo un lugar, voltee lentamente y vi a luis, sentado en el sofá, sosteniendo un vaso de whisky, pero no estaba solo, estaba con un mujer, que para ser sinceras, no se comparaba a mí.

—Esa tipa no se le ha separado desde que comenzó la fiesta, y creo que a Luis Miguel no le molesta para nada—.

Sonreí ante las palabras de Natalia.

—¿Que sucede? ¿Acaso te gusta ver a Luis con otra?—.

—Chicas me discúlpan si esta noche no pase con ustedes, debo atender un asunto pendiente—.

Ellas me miraron con confusión, sonreí, camine a la barra, mientras pedía un shot, está noche, sería una oportunidad perfecta para mi, bebí el trago y me fui caminando hasta donde estaba Luis con aquella mujerzuela.

Ella me miró de pies a cabeza, alze mí pie, y coloque esté en medio de ambos, aquella mujer solo me miró.

—¿Que estás haciendo? ¿Eh? ¿Acaso estás ebria?—.

—Estas con algo que es mío—apunte a Luis—Dejame decirte querida, que esté hombre me pertenece, así que vete antes de que pase algo—.

Ella miro a Luis, con la esperanza de que el le dijera que se quedará pero no fue así, sonreí victoriosa, me sente en las piernas de luis, sintiendo como sus manos rodeaban mi cintura rápidamente.

—Veo que me extrañaste ¿No?—.

Susurré en su oreja, dándole un pequeño beso en su cuello, sintiendo como su piel se estremecia.

—¿Por qué no mejor vamos a un lugar más privado?—.

Me levanté, tome su mano y camine hasta una de las habitaciones, que para ser sincera no sabía de quién era, solo entramos y ya.

En cuanto cerré la puerta Luis se lanzó a mí y me beso, me separé de el, mientras le quitaba su saco.

—Vamos lento ¿Si?, Tenemos toda la noche—.

—Eso lo se, pero no puedo controlarme ¿Sabes?, Estás más hermosa que antes, ¿Por qué no volviste?—.

—Estuve un tiempo, ya sabes poniéndome más bonita para ti Micky—.

Esa era la mentira mas grande que eh dicho en mí vida.

—¿Enserio? Que bueno mí reína, ahora que ya estás aquí, pasemos este momento y y yo juntitos—.

Me tomo de la cintura pegándome a el, caminamos hasta la cama, donde lo empuje, haciendo que se sentará, camine hasta mí bolso, de allí saque unas esposas.

—¿Quieres jugar?, Eso me gusta—.

Reí negando, me subí a gatas sobre el, mientras el se iba haciendo para atrás, tome su mano y la espose, junto a la cabecera, que por suerte tenía unos pequeños barrotes de metal.

—Ay Luis Miguel, que tan ingenuo eres—.

Reí mientras me bajaba de la cama, el entendió, tratando se sacarse las esposas, pero eso sería imposible, solo yo tenía las llaves.

La última de los Fernández [Luis Miguel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora