Capítulo 16. "Migrañas"

890 66 36
                                    

Capítulo 16.
Jason Beaumont.


Si pudiera masajear mis sienes lo estuviera haciendo, pero hay un casco y unos guantes que me lo impiden. Apuño los ojos para tratar de concentrarme y los abro cuando el silbato chilla por toda la pista.

No sé qué es peor, la migraña que tengo desde que me emborrache con Brynn o tener que jugar al mando del imbécil de Rob. Estoy a dos de golpearlo con el palo en la cabeza. Trato de tener fija la mirada en el disco, pero ni siquiera para eso estoy sirviendo. Por lo menos no me lo han quitado cuando lo he poseído.

Como estamos en enfrentamiento, básicamente el equipo se ha dividido en dos, los chicos y yo estamos en uno y Rob y los demás en el contrario. Y después de gritos, empujones y maldiciones hemos acabado.
El entrenador nos llama a las gradas.

—Bueno, solo para avisaros que en dos semanas tenéis partido y... parece que sois principiantes —masculla—. Justin necesita cogeros el ritmo, Marcus tiene que apoyar más al equipo. No juegas solo, chaval —se gira hacia él y niega—. Rob... tienes que aprender a escuchar al equipo.

—Eso hago, señor —murmura.

No me hagas reír, que monada. Casi me carcajeo.

—Jugareis contra los Black Artic, ya sabéis que son bastante buenos... así que para el entrenamiento de mañana os ocupo al máximo, de acuerdo.

—Si —respondemos en coro.

Dejo caer mi casco al suelo mientras me siento en la banca del vestidor. Todos los chicos están igual de cansados que yo, necesito un masaje. Me quito los patines y algo me hace levantar la mirada.
Rob está arruinando mi vista.

—¿Qué? —hablo ronco.

—¿Ya dejaras de quererme quitar el puesto de capitán? —se corean unos ohh, solo me limito a levantar las cejas.

—Yo no he hecho nada para quitártelo, no es mi culpa que mi presencia te haga sentir amenaza... aparte —me levanto y quedamos a la altura—. Si fueras un buen capitán es algo que tuvieras claro y cuando llegara un ex capitán no sentirías amenaza de perder tu puesto... está claro que sabes que en este equipo hay buenos candidatos para que te quiten el puesto.

Otra ola de ohh se une para ambientar esta interesante conversación.

—Tu tiempo de capitanear ya murió, Beaumont —farfulla.

—¿Y... quien te ha dicho que quiero que resucite? —me cruzo de brazos.

—Es lo obvio —hace gesto molesto y tensa la mandíbula.

—Ay, Rob... eres tan mal capitán que ni tú mismo te tienes fe.

—Cierra la boca —gruñe, pongo los ojos en blanco.

—Te molesta la verdad... pues aquí es la única, porque eres el peor capitán que ha tenido el equipo, ni siquiera juegas limpio y tratas de la mierda a todos.

—Y tú te crees mucho, ¿no? —me empuja por lo hombros.

Oh, Rob... te ira mal. No me hagas enojar, chiquita.

Niego antes de cogerle el cuello de la camisa y estamparlo contra los casilleros, acerco mi cara a la suya y hablo entre dientes.

—Sabes... ojalá alguien te quite el puesto, no lo mereces... y te recomiendo que no solo sientas amenaza de mí, porque cualquiera del equipo puede liderar mejor que tú, pedazo de imbécil —lo separo un poco y lo vuelvo a estampar.

Pobres casilleros, la mierda los ha tocado.

Salgo de malas de la pista. Al cerrar la puerta de la camioneta bufo y pongo los ojos en blanco. Que hombre tan mas pesado. Ni siquiera se defendió porque no sabe hacerlo. Salgo del estacionamiento lleno de nieve y me pongo en marcha hacia una cafetería en donde he quedado con Tiff.

Lugar En Mi  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora