Capítulo 17.
Brynn Gilmore.
Ojalá fuera tan fácil para mi comprender los audiolibros, pero es que le pongo más atención a las voces de mi cabeza que a las de los que narran el libro. Así que me veo en la penosa situación de leer libros de más de seiscientas páginas, que, a ver, me las leo en dos días si se trata de alguna historia de romance o suspenso, pero que todas esas páginas están llenas sobre anatomía funcional, trastorno temporomandibular y traumatología... la piensas dos veces antes de abrirlo.En estos momentos me encuentro tumbada en mi cama, son alrededor de las siete y media de la noche y hoy no he ido a entrenar, gracias al cielo.
Subrayo los datos importantes con subrayado lila, los puntos clave para unas fichas de resumen de color celeste y palabras raras con rosado. La vibración que ha provenido del lado izquierdo de la cama me hace ver el móvil.Me ha llegado un mensaje. Y si... mi móvil siempre está en silencio.
Extrañada, dejo el libro a un lado y cojo el móvil, dice que es de un número desconocido.
Apuesto que es Chloe. Pesada de mierda estúpida.
Entro al mensaje y este, cita así:Número desconocido: .
¿En serio? Un punto. ¿Quién manda un maldito punto?
Pongo los ojos en blanco antes de arrogarlo por la cama y volver a coger mi libro. Más o menos han pasado quince minutos desde que ha llegado el interesante mensaje para cuando vuelve a vibrar la cama. Cansada, me acerco y miro la pantalla, esta se ha vuelto a iluminar con el número desconocido y el interesantísimo mensaje «.»
No me jodas.
Bajo a cenar y me encuentro a papá y Brenda en la cocina, Harry está sentado/acostado en el comedor, tiene los brazos sobre la mesa y la cabeza entre estos.
—Brynn —canturrea mi padre mientras se acerca a paso dudoso a mí—. Brynn.
—¿Qué? —frunzo el ceño y se detiene justo enfrente de mí y pone sus manos encima de mis hombros.
—Necesitamos de tu ayuda.
Viajo mi mirada por los otros dos humanos que se encuentran aquí. No entiendo.
—¿Ah?
—¿Restaurante de comida coreana o... Mcdonals? —alza las cejas.
Que ternura, el niñito de mi hermano quiere ir por su cajita feliz a Mcdonals... que tierno.
—Restaurante coreano —respondo y en la cara de mi padre se dibuja una sonrisa
En la de Brenda igual y solo escucho hacer unos chillidos berrinchudos por parte del niño consentido de veintiún años. A la media hora ya que nos encontramos viendo la carta del lugar, obviamente escogería aquí, tengo que confesarlo, me encanta Corea.
Soy fan de los doramas y cada que veo uno me antojo montones de lo que comen, algo así como para tener la nevera llena de cada ingrediente y preparar lo mismo para comer junto a ellos como si yo también fuera parte de los personajes. Lo sé, raro.
—Harry —habla mi padre—. ¿Cuándo es el último partido?
—En dos semanas —dice con dificultad, tiene la boca llena.
Asco.
—¡No hables con la boca llena, animal! —chillo y le arrojo una servilleta en puño.
—Hasta lo que no comes te hace daño a ti —pone los ojos en blanco y se lleva el Tteokbokki a la boca.
Desvió mi mirada antes de terminar vomitando del asco sobre mi Bibimbap. Mi padre comienza a hablar sobre un caso bizarro que está llevando su bufete, Brenda sobre una convención sobre psicología infantil a la cual acudirá en unos días y Harry sobre cómo están hartos del capitán de su equipo.
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Lugar En Mi
RomanceBrynn está rota. Está llena de dolor. Trata de disimularlo, pero a veces, no funciona. Ella es fría, hermética y complicada. Jason acaba de llegar de nuevo a Ohio, pero se da cuenta que las cosas han cambiado. Sus amigos van a la universidad, el equ...