Capítulo 13. "Patinaje"

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Capitulo 13
Jason Beaumont


—Hijo...

—Mamá, estoy bien, estamos bien.

—Pero... paqueteria llego a... tu casa y no recogiste el paquete.

—Estaba en casa de Bry.

—Mi niña, ¡mis niñas!

La voz de mi madre provoca que un nudo se cree en mi garganta. Probablemente, jamas imagine lo bueno que trairia que ella supiese de la existencia de Maia. Que tuviese una nieta de ocho meses, en otro pais, y ella apenas se enterase. Pero la vida tiene sus giros buenos y malos, para mi madre lo son sus idas al medico, ver como su salud solo esta estancada, lo malo, que solo se mantiene en lo peor, casi sin esperanza, solo a la expectativa de que algo cambio o simplemente ver como los medicamentos la mantienen.

Y los buenos, muy probable es que Brynn haya vuelto a mi vida. Mi madre le cogio un cariño a ella y ella a mi madre, puede que mi madre la haya querido proteger y cuidar como si fuese su hija, Brynn ya no tiene a su madre y cuando la mia se entero, se sorprendio, pero no tardo en quererla meter a una vitrina y protegerla con alma.

Y luego Maia. Mi madre se escucha mas motivada en cada llamada, siempre pregunta por ella y ha tenido la oportunidad de escucharla balbucear cuando llamo y la bebé esta conmigo.

—Mañana ire a correos por el paquete.

—Bien, son cosas... para Brynn, mi nieta y... para ti.

—Eres la mejor, ¿lo sabes?

—Si, lo se.

Sonrio, sosteniendo el movil entre mi oreja y hombro mientras me calzo de los patines. La llamada termina. Empujo con el hombro la puerta de los vestidores para dirigirme hacia la pista. Hoy, los chicos y yo hemos organizado un especie de "juego" entre nosotros. Tengo mucho tiempo sin jugar hockey y mi cuerpo lo necesita.

—Beaumont, Beaumont, cuanto sin verte por aqui.

—Que va, si solo fue mas de un año.

Steve golpea mi hombro con un guante y rie mientras niega. Entro a la pista, los patines craquelan el hielo a la par que me deslizo con direccion al centro de la pista donde me esperan los chicos. Ted, Landon, Justin, y el resto del equipo estan aqui.

Al llegar, Landon me da mi palo de hockey y todos nos ponemos en posicion. El equipo se ha dividido en dos; un equipo lo lidereo yo y el otro, Owen. Con las miradas fijas en el disco, los bastones rodeandolo esperando el silbatazo para cogerlo antes que el oponente y lanzarlo a alguno de los jugadores.

Cojo y disco y se lo lanzo a Landon.

Los grujidos del hielo comienzan a donar, los choques, los golpes, las maldiciones comienzan a ser presentes en este juego y todo parece ser como antes. Mi cuerpo se llena de adrenalina, las ganas me queman, mis ojos se mueven a la velocidad de la luz para ubicar el disco e ir tras el. Steve nos observa desde el muro con ojos entornados y de brazos cruzados, los chicos se mueven agiles como siempre, y las pocas personas que estan por las gradas nos observan atentamente.

Los minutos pasan. Las horas igual.

La satisfaccion que me ha invadido es otro nivel. Menuda manera de comenzar la semana. Detras del casco se oculta mi sonrisa de felicidad. Jugar me hace feliz. Y hoy he vuelto a hacerlo.

Sacudo mi cabeza cuando me saco el casco, dirijiendome hacia la salida de la pista para irme directo a los vestidores a ducharme.

—Pero que juego tan mas reñido.

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