Capítulo 16. "Idénticas"

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Capitulo 16
Brynn Gilmore

—Uh, no me gusta.

—Se ve bien.

—Jason, no.

—Vamos, le queda genial.

Maia, confundida con su chupete rojo en la boca, solo ve a su padre acomodarle una camiseta de hockey. Si. Una camiseta de cuando él era niño, tiene su apellido y el famoso número trece. Pero claro, a una bebé le queda gigante. Y asi la quiere vestir para ir a ver el juego de esta noche.

—Jason, ya camina, y si lo intenta se caera gracias a esa tunica —suplico, desde el piso.

—Yo estare para levantarla, tranquila —coge a la bebé en brazos y se separa del cambiador—. Ella tiene que entender que habra veces donde caera y se tendra que levantar para seguir andando.

¿Uh?

Bien... mmm, okay?

—Si, pero creo que deberiamos evitarle los golpes de verdad.

—Bry, tranquila.

Extiende su mano hacia a mi, la cojo y me levanta del piso. Entro al cuarto de baño de Maia y me veo en el espejo una ultima vez antes de salir de la casa de Jason. Acomodo mi cardigan color marfil y el top negro que llevo debajo, cuando lo hago, Jason entra y se recarga del marco de la puerta.

—¿Que?

Le veo por el espejo.

—Estas preciosa.

Bien, las mejillas se me han puesto rojas en... ¿un segundo? Sonrie de lado tras ver el efecto que proboco en mi con tan solo dos palabras. Se acerca y me abraza por detras, pone su barbilla en mi hombro y me ve fijamente por el espejo.

—Te sonrojaste...

—Nope.

—Si, ajá.

—Jason.

—A mi me gusta verte sonrojada... me prende.

Mis ojos se abren aun mas y golpeo su brazo. Logro quitarme sus brazos de encima para salir, pero es mas rapido y coge mi cara entre sus manos y me besa. Me deja sin aire, por lo que tengo que separar para respirar. Salimos de su casa, nos montamos en la camioneta y conduce hacia la pista. Desde aqui puedo ver como sus dedos estan ansiosos a causa del juego, llevaba todo el dia diciendo que ya queria que llegara la noche para ver como los Darkness les pateaban el culo a los Indianna Tigers.

—Ahí te puedes estacionar —apunto con el dedo un sitio vacio.

—Mmm, esta muy lejos.

Y por no hacerme caso... estuvo cazando un sitio cerca, pero con una viejita.

Nos ponemos en marcha hacia la pista, Jason se ha colgado a la bebé en su cangurera y mece nuestras manos unidad conforme caminamos por el estacionamientos. La gente parece que se regala, hay montones de ellos y mis alertas se activan. No me gusta mucho la gente y menos cuando hay montones juntos.

—Mira, por allá hay lugar.

Jason, abriendome camino y esquivando a la gente, nos lleva hacia la mitad de las gradas, casi al llegar a las de arriba. Nos sentamos, saca a Maia de la canhurera y la sienta en su regazo.

—Espero y no llore.

—Pero si esta bebe se comporta bien, ¿a que si, bonita? —le dice Jason, besandole la mejilla.

—Mientras no le de sueño, todo bien.

—Hombre, que se la pasara genial viendo a sus tíos jugar.

—Oh, si, claro.

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