Capítulo 4. "Recaida"

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Capitulo 4.
Jason Beaumont

Dejo que el viento fresco entre por las ventanillas, en la radio se emite una canción de los 80's que me recuerda a las tardes de verano que pasé con mis padres en un velero cerca de la costa. Salvo que en estos momentos es media noche. El estado de mi madre es grave, ha tenido que pasar toda la noche en el hospital y muy probablemente tenga que quedarse allí dos días. Es un bucle jodidamente agotador para todos.

Marco la intermitente hacía la derecha para dar vuelta y adentrarme a la carretera principal hacia Clevenlad. Si, en mi ataque, decidí conducir hasta el fin del mundo.

El fin del mundo para este baboso es Cleveland, a tres horas de casa.

Conducir me relaja y más si es de noche. Necesitaba relajarme, no lo he conseguido, pero estoy haciendo mi intento. Aparco la camioneta frente a un hotel cerca del centro, bajo el bolso donde traigo una mota de ropa y le doy las llaves al botones para entrar al vestibulo.

—Buenas noches, bienvenido a Coast Inn, ¿tiene reservación? —dice la recepcionista de mediana edad.

—Buenas noches, no, ¿tiene habitaciones disponibles?

—Sí, ¿desea reservar una? —comienza a moverle a algo en el monitor.

—Si, para todo este día y medio día de mañana.

—Bien, su habitación es la 203. Esta es su llave —me tiende una tarjeta—, y la habitación será entregada el día sábado al medio día.

Procedo a pagar y echarle un vistazo al vestíbulo. Si, debería estar durmiendo porque lo necesito, pero no puedo dormir. Mi mente está empezando a trabajar a horas que no debería.

Dejo caer el bolso al piso alfombrado y enciendo las luces de la habitación, es sencilla. Me doy una larga ducha, necesito que el agua tibia desentuma mis músculos tensos por conducir. Me dejo caer en la cama boca arriba, estiro mi brazo para apagar las luces y quedar en penumbras. Entrelazo mis manos y las dejo en mi nuca. Suspiro hondo... muy hondo. Este día fue demasiado agobiante, estresante y ahogador.

Desde el contrato fallido, la maldita fama que se está ganando la inmobiliaria y ese estupido abogado que algo tiene entre manos. Luego Maia, ¡joder! es la bebé mas hermosa que he visto, es tan linda y cariñosa. Me siento aceptado por ella.

Y Brynn... no tengo ni idea de cómo será nuestra relación para convivir en paz por Maia, ella todo el rato esta tensa y se disculpa por cosa y nada. ¡Y Dios! verla con ese maldito uniforme celeste que me esta haciendo débil.

Mi carne es débil.

Y no se como le haré para mantenerme firme en decisión. Pero no me puedo permitir caer de nuevo en sus encantos.

Justo antes de decidirme ir a dormir, reviso el último mensaje que me ha enviado mi padre. Allá, ya es de mañana.

Papá: Jason, tu mamá esta estable, pasará todo un día más acá para que la estén monitoreando, te seguiré avisando cualquier cosa. Cuídate.

Dejo el móvil sobre la mesa de noche, justo al lado ha quedado el frasco de escitalopram, saco una pastilla y la introduzco a mi boca, me la trago sin agua. Me doy la vuleta para quedar de nuevo siendo testigo del blanco abrumador del techo.

En silencio, mi cabeza comienza a generar las preguntas y pensamientos de siempre, invadienome de un ¿Por qué?, de un ¿Cuándo terminara todo esto? Aunque sea la peor pregunta porque es la que los médicos nos han respondido cada que se la hacemos, pero simplemente la respuesta es devastadora y nos negamos a que sea la única.

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