Capítulo 18
Jason Beaumont—Esto es una locura.
—Shhhhh...
—Y tambien es ilegal.
—Shhhhh...
—Y estas loca.
—Eso ya lo sabes, duuh —susurra.
Pega su frente al ventanal para asegurarse que no haya nadie, me hace una seña para que me acerque y le ayude a empujar la puerta.
—Empujarás cuando yo te diga.
Saca una especie de gancho pequeño, el cual mete en la cerradura de una de las puertas. Yo no puedo dejar de ver hacía todos lados, practicamente nos arrestarían si alguien nos ve. Me aseguro de que nadie lo este haciendo mientras Bry sigue en el trabajo de intentar abrir la puerta.
—Listo —aplaude sin hacer ruido—. Ahora, empuja.
Al hacerlo, la puerta se abre, y también suena el pitido de la alarma. Bry se va corriendo hacía la consola de la alarma y le pone la contraseña, o la hackea, no estoy muy seguro. La alarma se desactiva, y Bry se gira hacia mi moviendo las cejas y sonriendo. Cogemos los bolsos que habíamos dejado en el piso de afuera y entramos. También cerramos la puerta de vuelta.
—¿No hay camaras?
—Jay, me sorprende que lo preguntes —abro la puerta que da hacía el objetivo—. Llevas años viviendo a esta pista, claramente no las hay.
—Antes había un vigilante.
—Se murió y ya no pusieron a otro.
Genial.
Bry enciende la linterna de su movil y alumbra nuestro paso. Dejamos los bolsos en la banca y nos vamos en busca de los interruptores de luz. Solo encontramos el de las luces medias, el panel general esta en la cabina de sonido e iluminación. Y esta cerrada bajo llave. Nos sentamos en la banca y nos calzamos de los patines. Aquí dentro hace un frío que te cagas, así que nos tuvimos que traer bufandas y guantes.
—Si alguien nos atrapa, ¿cuánto crees que estemos en la estación de policias?
—No lo se, es algo que jamás se me había ocurrido hacer —alzo las cejas.
—Vamos, Jason, será divertido.
—También compartir banca cuando estemos detenidos —ironizo.
—¡Jason, cállate! —se desquicia, termiando de atar las agujetas.
—Son las dos y cincuenta y tres de la madrugada, a esta hora es cuando estoy profundamente dormido.
—Si, ajá.
Se pone de pie y se planta frente a mi. También se cruza de brazos.
—Ya me arrepentí de haber venido, no te callas.
—Lo siento, cariño, no me hagas caso —termino con mis patines y me pongo de pie—. Será muy divertido.
Sonríe ante mi afirmación y se va hacia la pista. Entro detras de Bry, las cuchillas comienzan a arruinar el perfecto pulido de la pista y se escucha el hielo rasparse.
—Te dije que sería buena idea.
—Tú siempre tienes buenas ideas.
Se detiene y saca el móvil de su sudadera. Pone una canción, para ser exactos, un tango.
Se acerca a mí, sonriente, y me lleva con ella hasta el centro de la pista,
—El otro día no lo recordaste, espero que ahora si.
ESTÁS LEYENDO
Lugar En Mi
Roman d'amourBrynn está rota. Está llena de dolor. Trata de disimularlo, pero a veces, no funciona. Ella es fría, hermética y complicada. Jason acaba de llegar de nuevo a Ohio, pero se da cuenta que las cosas han cambiado. Sus amigos van a la universidad, el equ...