Capítulo 9. "Love is pain"

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Capitulo 9
Jason Beaumont

Hay momentos en lo que desearía congelar, hacerlos duraderos o que simplemente jamás acaben. Que mi cabeza comenzará a hacer un video o simplemente tomase una fotografía de lo que mis ojos ven. En estos momentos eso desearía, también en estos momentso me estoy conteniendo de no sacar el móvil y tomar una fotografía.

Uno, me vería como un demente.
Dos, no se como se lo tomaría.

—¿Crees que le guste?

—Mmm, no lo se, es muy bebé, no se si se sienta cómoda con eso.

Ambos miramos detenidamente a Maia, la cual lleva un sombrero color beige con pequeñas margaritas blancas. Ella se mira tranquila, parece gustarle, o eso creemos hasta que hace un puchero y se lleva las manos al sombrero, para despogarse de el y tirarlo al piso.

—Oh, oh, creo que ya no le pusto.

Cuando sus mejillas se tiñen de rojo y su mirada se cristaliza, me levanto del sofa al instante. Llorará. Vuelvo a sentarme en el sofa, pero ahora con ella en mis brazos y su cabeza recargada en mi pecho.

Bry suspira cansada desde el piso donde esta sacando un mundo de cosas de una caja. Algo así como un sombrero de mago. Entre los artuculos hay; sombreros, lazos para el cabello, enterizos, vestidos de todos colores, zapatillas diminutas, abrigos tan pequeños como tiernos, baberos y chupetes. 

Todo de una compra en línea que hicimos en una noche de aburrimiento.

Pobre de mi tarjeta de débito.

—Ay, no —lloriquea, Bry—. Falto por probarle este.

Saca de la caja un sombrero rojo con lunares blancos.

—Llevamos una hora probandole cosas a Maia, y si le ponemos algo más se soltará a llorar. Paremos por ahora.

Pone los ojos en blancos mientras se levanta del piso y se sienta a mi lado de brazos cruzados. 
Brynn a estado un poco... rara desde que llegamos del hospital.

Yo... estoy esforzandome para parecer tranquilo.

—¡Noooooo! —chilla y nosotros solo damos un respingo del susto.

—¿Qué? —la veo, ceñudo.

—No llegó el vestido de flores de color melocotón.

La miro por unos instantes antes de soltarme a reír por su cara de decepción, angustia y de quererse morir solo porque no llegó uno de los doce vestidos que le compramos. Bueno, compré.

—Hay más vestidos, relájate.

—Pero ese... —bufa—, olvídalo, no entiendes.

—Pues explícate para entenderte.

—No, ya nada.

Vuelvo a reírme, pero ahora por lo bajo mientras trato de ignorar a la dramática que tengo al lado y busco el chupete de Maia para ponerselo. Brynn no tarda en levantarse, bufando, y sale del salon. Me obligo a no ver demasiado sus piernas y lo bien que le quedan esos pantaloncitos de pijama.  

Beso la mejilla de mi bebé para llamar su atención, cuando lo logro, solo me observa con sus grandes ojos miel y sus manos tocan mi mandibula. Es imposible no sentir amo por este pequeño ser que lleva mi sangre, es imposible no amarla y sentir que es mi todo. Todo mi ser se derrite por Maia, no importa que solo lleve dos meses conociendola ni mucho menos que su madre me haya mentido y ocultado su exitencia.

Pero es tan aterrador pensar que la cuenta regresiva ha comenzado y en cualquier momento tengo que regresar a Londres. 

Es aterrador imaginar que no la veré todos los días crecer, ni ella me verá como un padre. Solo me vera como un tipo que viene a verla de vez en cuando y... probablemente llegue a llamar papá a otro hombre.

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