Capítulo 14. "Campo de lavanda"

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Capitulo 14.
Brynn Gilmore

—¡Rechie, Rechie! —la nombrada balbucea—. ¡Rechie, ven mi niña!

—¡Daveeee, esta caminando! —chilla, Brenda.

Maia, a pasos pequeños y dududosos, llega hasta el sofa donde esta mi padre y Brenda. Desde que Maia a comenzado a caminar no se quiere detener. Mi padre la coge en brazos y se pone de pie con ella mientras le besa la mejilla.

—Ya te quiero ver corriendo por toda la casa.

—¡Ay, si, yo tambien quiero!

—Os vais arrepentir cuando eso suceda —canturreo mientras termino de meter los arreglos que neecsitamos en un bolso grande.

—Seria como remontarme a hace años, como una mini Brynn corriendo por aqui.

—¿Rompiendo jarrones? —alzo las cejas.

Mi padre hace ignorarme y sigue bailando con su nieta en sus brazos. Brenda se pone de pie y les da un beso a ambos antes de irse a la cocina.

—¿Llevas repelente?

—Si.

—¿Las flores?

—Si.

—¿Las luces?

—Si.

—¿La comida?

—Pasaremos por ella.

—¿La camara?

—Jason llevara la suya.

—¿Agua?

—Papá —me pongo de pie y voy hacia él—. En el bolso va todo, todo, todo —pongo mis manos en sus hombros—. Todo saldra bien y te prometo que tomare muchas fotografias.

—Bien.

Sonrio, aunque me termino riendo tras ver su cara de preocupacion al maximo. Ya se de quien lo herede.

—En la habitacion de Maia esta todo, si se pone inquieta me llamas y vendremos cuanto antes.

—No te preocupes, nos hemos quedado antes con Maia —dice Brenda regresando al salon.

—¿Ya viene Jason? —asiento.

—¡Dios, mi hijo! —mi padre cierra los ojos y hace cara de sufrir—. Mi hijo se casara.

—Ya era hora —ronroneo, y le acomodo el chupete a mi bebé.

—¿Y... ya sabes como sera todo?

—No, Jason es el que sabe y no me quiso decir nada.

Soy testigo de como mi padre y Brenda se echan una mirada complice. Finjo no haberles visto y me voy por el bolso. El timbre suena. Me apresuro en cogerlo y en despedirme de Maia, Brenda y mi padre.

—¡Que emocion! Tomas muchas fotografias.

—No pongas a tu hermano mas nervioso de lo que ya esta.

—Claro, adios.

Salgo de casa y me encuentro a Jason recargado en un muro, con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros, una camisa blanca de manga corta con los primeros botones abiertos, su cabellos despeindo -como siempre-, y unas gafas de sol.

—¿Lista? —asiento, acercandome y le doy el bolso.

—¿Ya me diras por lo menos a donde iremos?

Me sonrie, se inclina hasta queda su rostro demasiado cerca del mio. Y yo demasiado cerca del infarto.

—No.

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