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Diciembre 4 semanas - Viernes

Un gran bostezo escapó de su boca, un gesto exagerado que causó leves consecuencias por enfriarse el paladar con el aire gélido de la calle. Hace unos minutos había salido de clases y se dirigía al paradero con tal de volver al departamento del que compartía con su amigo Blard; no se sentía tan cansado, en su mente pensaba en el buen café que podría beber una vez llegase y la siesta que se tomaría antes de tener una nueva jornada laboral.

Otra vez iba a bostezar pero quedó en medio camino al escuchar la voz que venía persiguiéndolo hace semanas, ese tono tan suave pero demandante, era la voz de Geno detrás de él. Se giró algo confundido por toparse con él, pues ese no era el camino que tomaba el menor para retirarse a su casa, cosa que le causó que su estómago se apretara sin entender por qué, últimamente le ocurría eso al verlo.

Geno se acercó a él, ya estaban a unos pasos de la parada de bus; seguía poseyendo aquellos trajes blanquecinos, siendo lo único que hacía contraste la bufanda que le había regalado. La expresión del menor era más tranquila que imperturbable, era un semblante que había reemplazado la sin sentimientos, aun así, sus ojos seguían opacos.

— ¿Se me olvidó algo? —Preguntó Reaper pensando que esa sería la única razón por la que el adverso se acercara a él, palpándose los bolsillos de su pantalón tanto trasero como delantero y los de su suéter, haciendo una escena algo ridícula.

— ...No. —Soltó Geno, frunciendo ligeramente el ceño al ver esa danza improvisada— Solo... Solo vengo a acompañarte hasta que llegue el bus.

— ...¿En serio?

Eso dejó titubeante al pelinegro, sin creerse el buen gesto que estaba haciendo su amigo. Sonrió atontado por lo conmovido que sentía pero también llenándose de una pequeña felicidad al saber que esa acción había nacido de Geno sin tener que proponérselo, eso significaba que el albino podía aprender por su cuenta a hacer cosas más "normales".

Geno asintió.

— ¿Puedo hacerlo, cierto?

— Claro, sentémonos, aprovechemos que nadie más ha llegado al paradero.

— Estoy bien de pie, pero podemos acercarnos.

Reaper asintió a su preferencia, por lo que juntos llegaron al puesto donde llegaría el bus dentro de un par de minutos, ya había pasado el anterior y usualmente los buses siempre cumplían con el horario. Para no ser el único sentado, también se quedó parado junto al más bajo, en silencio, tratando de pensar en algún tema.

Geno le ponía tan nervioso y avergonzado. Más cuando este sin mucha discreción se acercaba a él para estar brazo con brazo, pues por la altura no podían quedar hombro con hombro.

Casi se iba al universo de la imaginación, pero sus pies se mantuvieron en la tierra debido a la mano blanquecina de su amigo elevarse hasta su nuca, sus dedos llegaron hasta su oscura cabellera y apretó tironeando su pelo. Se sobresaltó por lo inesperado de esto, pero pronto recibió una respuesta a sus acciones.

— Te ha crecido el cabello.

— ¿Tan pronto?

— Es usual si lo tienes corto.

Se llevó también la mano a la nuca, rozando sin querer los dedos adversos, intentó ignorar el bombeo de su corazón para examinarse el largo de su cabello negro, era cierto, ahora podía agarrarse fácilmente con los dedos.

— Pues sí. Diablos, no pensé que tenía que gastar más seguido en peluquería...

— ...Iba a decirte que podías pedirle a mi mamá, pero no creo que la quieras conocer.

— Acertaste. —Bufó, todos los nervios de nena se fueron al recordar esa realidad, quería creer que conocía al menor en circunstancias normales, pero eso no era cierto, aún tenían que solucionar muchas cosas.

— No te enfurruñes, te pones feo.

— Ay. ¿Me arrugué?

— Sí.

— Eso no es bueno para mi cutis.

De ese modo, Geno esbozó una pequeña sonrisa, cosa que a Reaper sin ninguna duda supo que eso le había encantado. Mucho más tranquilo, se peinó el cabello con los dedos, tratando de alzar el flequillo que tenía.

— Continuando con el pelo, igual debo ver alternativas, el flequillo caído me hace ver tan niño.

— Eres un niño.

— En unos meses tendré 18, y ya trabajo, soy todo un adulto.

— Sigues siendo un niño.

— ¡Me ofende! —Le sacó la lengua, Geno alzó las cejas con una expresión más seria.

— ¿En serio me sacas la lengua?

El mayor se enrojeció, sí que había hecho algo infantil.

— ¡Continuando con mi cabello! —Carraspeó— ¿Sabes si hay algo para el pelo?

— Puedo buscar en internet algo bueno, te lo paso por mensaje, pero por ahora solo sé que puede ser laca, el gel no es para eso.

— Ni el agua, pensé que se iba a congelar con este frío y se quedaría quieto mi cabello, pero no funciona eso.

— Pft. —Negó con la cabeza.

Reaper revisó su celular, faltaba menos de dos minutos antes de que llegase el bus y tener que despedirse del contrario, a su pesar. Por su parte, el albino le observaba directamente, pero antes de hablar su voz tembló ligeramente.

— Sé que dijiste que no los preferías, ¿pero puedo despedirme con un beso en la mejilla?

Eso lo había pillado con la guardia baja, sus mejillas se entibiaron y su garganta se cerró. No había nada de malo en la petición, directamente Geno le había pedido su permiso y lo que pedía no era nada indecente. Era cierto que prefería la distancia, no obstante, con Geno ya no sabía lo que era el espacio personal.

— Claro, puedes. Y bien hecho por preguntar.

— No me felicites... Eso es raro.

— Hehe, perdón.

Se giró para poder tenerlo frente a frente, pero no fue necesario ese preparamiento pues Geno sin mayor problema se puso de puntillas para alcanzar su mejilla y besarle con un bajo sonido que apenas percibió al estar cerca de su oído. Reaper carraspeó envuelto en nervios, pero hasta eso lo hizo tembloroso.

El bus se veía en la esquina, por lo que movió la mano, mirando la nieve, sin entender por qué siendo nieve y estando cerca del polo norte sentía tanto calor en la cara.

— N...Nos vemos el lunes.

— Suerte en tu trabajo. 

Subió al bus y tan pronto como este se movió, se hizo ovillo en su asiento, aún rojísimo, sin poder ordenar los pensamientos por los rápidos latidos de su corazón. ¿Desde cuándo la situación se había vuelto así?

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora