39

700 109 107
                                    

Enero 3 semanas — sábado

Reaper a lo largo de la noche se preocupó bastante del albino, cada quince minutos iba a revisar si estaba bien, si no sentía frío si no tenía hambre. Podría ser que exageraba, pero no había que subestimar el frío de la noche, menos en una ciudad como Tromso, y por dejar a Geno solo sentado en una silla por hartas horas podía hacerle doler la espalda.

Al principio no estaba seguro de aceptar la petición del menor en traerlo consigo al trabajo, no era el mejor lugar donde podría descansar ni divertirse, así que el albino ante sus titubeos usó sus clásicas armas bajo la manga, su buena calidad de argumentación: se aburría mucho en casa y pasarlo con la persona que le gustaba era suficiente para estar a gusto. Con exclusivamente esas dos razones el pelinegro había quedado atrapado en sus palabras, no podía rechazarlo y menos cuando podía pasar cuatro horas con él antes de ir a trabajar.

Aprovecharon el tiempo en la biblioteca viendo las series que les gustaban, como en la escuela había muchos talleres las puertas no se cerraban hasta horas después, aunque nada más duró despierto dos horas, las dos restantes la pasó durmiendo en los cojines; no supo si Geno también se había dormido, pero sí que se había mantenido junto a él en todas esas horas, cercanos pero sin mucho tacto, o al menos eso es lo que pensaba al verlo algo apartado cuando se despertó de la pequeña siesta.

Geno en todo ese plazo se basó en acariciar su cabello y estar un rato en su celular, no obstante tuvo que separarse porque se le estaba acalambrando las extremidades.

Ahora quien estaba tratando de dormir era el ojiceleste, efectivamente estar en una silla por tantas horas no era la mejor experiencia si quería dormir, varias veces se despertaba y caminaba por la pequeña sala buscando entre las ventanas a los trabajadores. Como no estaban tan lejos, más de una vez se les había quedado observando, era increíble que con solo saber que el mayor estaba ahí podía sentirse tan relajado, era una sensación que le gustaba y le llenaba de cobijo saber que sus sentimientos eran correspondidos; al principio estuvo muy asustado, más cuando al momento de la confesión el pobre parecía que se iba a tragar su lengua, quizás le estaba complicando rechazarlo, ya había ocurrido antes que Reaper se ponía así de nervioso cuando quería huir, al menos esos tartamudeos en su mente ya no significaban pánico, solo nervios o vergüenza, un aspecto muy lindo del joven.

Mirarle a través de la ventana, verlo trabajando tan arduamente le hacía sopesar sobre su pasado, según Reaper llevaba ya un par de años haciendo lo mismo, y tenía sentido que su estado estuviese tan deteriorado si parecía que no tenía descanso en el día: tenía que ir a la escuela, estudiar, después ir a trabajar, y todo eso desde los quince años, un año menos de lo que tenía ahora Geno. Si no fuese por el joven que tenía a su lado, aquel chico castaño, Reaper hubiese enfermado gravemente, se hubiese desnutrido o qué otras cosas más le hubiesen podido pasar; por más que apenas había interactuado con el castaño, estaba plenamente agradecido de su existencia, gracias a él parecía que Reaper podía estar vivo, en el sentido literal de la palabra.

Aun así, cuando se le había acercado, se sintió algo cohibido, no tenía idea cómo hablarle, qué hacer, pues era la primera vez que estaría usando las enseñanzas de Reaper. Felizmente, ese sentimiento había aminorado mientras más habló con él, Blard era alguien agradable y si era amigo de Reaper, también lo apreciaba con un amigo. La cuestión era, ¿cómo hacérselo saber?, sabía que no podía utilizar las"técnicas" anteriores, pero ir y preguntarle "¿Podemos ser amigos?", no le parecía una buena idea, nunca antes había visto a alguien preguntar directamente eso y no estaba seguro cómo emplear lo que Reaper le había enseñado. Se sentía perdido.

Solo recordaba que tenía que tener confianza con esa persona, quizás no podía llamarlo amigo todavía, terminar con esa conclusión era algo triste.

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora