31

627 118 112
                                    

Enero 1 semana - Miércoles.

Lo que estaba sucediendo podría significar muchas cosas, estar sobre un bus que tomaba un recorrido totalmente opuesto al que iba, viendo casas tan bonitas de dos pisos marcando territorio, y ahora caminando por la acera junto al albino dirección al interior de una de esas casas tan bonitas y majestuosas.

Geno el día anterior le había preguntado si el miércoles trabajaba, tras recibir una negativa por parte suya, el más bajo sin muchos rodeos le explicó su propuesta: sus padres no solían pasar siempre en casa, pues tenían un trabajo del que cada cuatro días seguidos no estaban, puesto a que trabajaban, en esos días quedaba solo sin nada que hacer además de sus tareas y ahora que lo tenía como una amistad se preguntaba si podía ir a su casa a pasar la tarde juntos.

Reaper en un principio se había atolondrado, ya que no esperaba una propuesta de tal calibre, mas después de sopesar las cosas le pareció una buena idea para poder revisar la condición de vida de Geno, pues no sabía casi nada de cómo vivía, apenas en ese momento supo que pasaba solo en casa cuatro días seguidos. Por ello, tras recuperar la compostura aceptó, llegando a la situación en la que se encontraba.

Sentía vergüenza, muchísima pena por haber invitado a Geno a su cuarto alquilado, era literalmente una pocilga comparado a la casa del menor. Era normal, pero su patio exterior relucía incluso cubierta de nieve, los adornos y su interior eran estéticos y ordenados, suponiendo que el contrario limpiaba como forma de entretención. Con solo estar en la entrada de la casa había tenido todas esas impresiones, Geno se le quedó mirando con una expresión de confusión por verlo estático.

— Puedes sacarte los zapatos.

— ¿Eh? ¡Ah! Sí, sí, no creas que no sé esa costumbre.

— Sé que la sabes, fui a tu anterior dormitorio.

— Sí, pero, aah... siento que nunca he visto una casa, fue hace casi tres años que no estoy dentro de una.

— ¿No vives ahora en un departamento?

— Sí, pero ya sabes cómo funcionan los departamentos, una habitación es cocina comedor y living, ¡desde acá veo que el living es solo living! ¿¡Tienes una sala solo para comer!?

El albino alzó una ceja pero después soltó aire con los labios juntos, como un globo desinflado o más bien un sonidito de burla.

— Preferiría algo como lo tuyo, esto es algo vacío cuando mis padres trabajan.

Reaper reaccionó con eso, quitándose los zapatos y dejándolos a un lado, allí se acercó al albino casi al instante como forma de protegerle, pues de algún modo cada vez que pensaba toda la soledad que pasó el joven, su propia realidad no era nada comparable. Por lo menos Reaper sí pudo tener algunas amistades, Geno había estado solo y con gente mala a su alrededor. 

No obstante, cuando quiso hacer un gesto, su mano se detuvo de golpe, tensándose por culpa de una sensación extraña surcando todo su cuerpo hasta sentir calidez en su propio rostro, no supo que le había pasado, pero algo sí tenía claro, fue por ver el rostro del albino plasmarse frente a él, simplemente dedicándole una mirada. Sus ojos eran grandes, sus pestañas parecían ondularse y sus cejas también eran claras, sus labios estaban ligeramente abiertos, permitiendo ver solo un retazo de sus dientes; su nariz era pequeña y su piel no estaba pálida, más bien, rojiza, cada vez más rojiza.

Había sido un momento instantáneo, no supo en qué momento ambos habían quedado cerca, Reaper recordaba que solo se había quedado a unos pasos de él, ahora tenía que bajar un poco el mentón para mirarle. Sin embargo, el tiempo que antes se había ralentizado, volvió a la normalidad debido a que Geno fugazmente arrugó el rostro y se apartó, escondiendo su rostro en la suave bufanda.

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora