51

447 95 39
                                    

Febrero 4 semanas — lunes.

El día domingo Reaper había despertado todavía apegado al albino, este seguía durmiendo profundamente y ni siendo llamado por su nombre fue suficiente para quitarlo de su ensueño; al principio el pelinegro había entrado de pánico pensando que le había pasado algo, pero con escuchar que respiraba se calmó un poco.

Se notaba que Geno recién había podido descansar, ya estaban siendo las dos de la tarde cuando abrió sus ojos, Reaper en todo ese momento se había quedado recostado a su lado sobando su hombro, esperando que su compañía fuese suficiente para que siga recuperando las energías. Por el resto de la tarde el albino siguió adormilado, siendo capaz de intercambiar algunos temas de conversación tanto con Blard como con Reaper, solo que con este último todavía parecía haber una distancia que les impedía hacer como si todo lo ocurrido la semana pasada fue un sueño.

De hecho, cuando el reloj marcó las cinco de la tarde, Geno se fue siendo acompañado por ambos mayores hasta el paradero, Reaper se sintió incapacitado de despedirse a solas, y por esa actitud fue regañado por el resto de la tarde; sabía que se merecía toda clase de reprimenda por haber tenido una pésima actitud y cerrarse, más porque tuvo la respuesta en toda la cara y por su rencor no pudo verla, desde el principio Sans le había dicho quién era la novia de ese chico, pudo haber atado cabos desde antes.

Una nueva semana significaba una nueva oportunidad, trató de tener el pecho en alto para darse seguridad a sí mismo, no podía huir y ser un cobarde, debía mantener la serenidad, ya no sentía despecho por lo ocurrido, ahora la prioridad era sanar su relación con Geno. No podía ser que él ya hubiese resuelto su problema con sus padres y no haya dado toda su atención al problema familiar del albino, por más que desde su posición no podía ayudarlo, ser su soporte era suficiente hasta que se les ocurriera algo.

Toda su determinación quedó estancada al ver el celular, había estado escribiéndole a Geno esperando concordar dónde juntarse, no obstante, no recibió respuesta hasta el segundo módulo, dos horas después.

El menor se había quedado dormido y solo en el segundo periodo había llegado a la escuela. Reaper se preocupó, recordaba que desde antes Geno también tuvo esa mala costumbre de quedarse dormido debido a su mal sueño, esperaba que no estuviese repitiendo ese patrón de insomnio. A su pesar, así fue, se vieron en el segundo receso en el mismo ventanal de siempre y ver al joven como si el sábado nunca existió le apretó el corazón.

Sus ojeras estaban casi moradas, sabiendo que Geno no usaba maquillaje, fácilmente hubiese creído que eso era sombras para los ojos; sus ojos seguían opacos e idos y parecía que llevaba el doble de capas de ropa, sería normal eso, pero se estaba terminando invierno y no hacía tanto frío como hace unos meses como para ahora usar más ropa, aún blancas. La bufanda roja estaba tan alzada que apenas podía ver sus ojos. 

Como un acto reflejo Reaper se le acercó a él para, con cuidado, arreglarle esa prenda y bajársela un poco, sin embargo, al mínimo contacto hizo que Geno se sobresaltara, volviendo su visión a él. Hubo un pequeño silencio entre ambos, antes de que Reaper tratase de sostener el ambiente y no echarlo a perder por su estupidez.

— Eh, lo siento, te ibas a ahogar con la bufanda hasta el tope.

—... Descuida. 

Su voz estaba sumamente disfónica, eso le hizo creer a Reaper que el uso de ropa extra era debido a que se sentía enfermo, pasó el dorso de su mano hasta la frente del chico, teniendo que hacer a un lado el cabello adverso para lograrlo. En realidad, no sabía tomar la temperatura, pero su frente no estaba caliente, dudaba que tuviese fiebre.

Apretó los labios, seguramente con sus acciones fuera de contexto estaría confundiendo al menor, más porque después de una semana recién había sido capaz de tocarle en la escuela y sin aviso alguno. Se hizo a un lado, indicando el banco, Geno comprendió sentándose allí, el mayor se sentó a una distancia normal, no al otro extremo.

— ¿Todavía no puedes dormir bien?

Reaper extendió el brazo para sobar su espalda, pero eso provocó que Geno diera un saltito en su puesto, encogiéndose de hombros y hundiendo su mentón en su pecho, sin verle. Reaper se sintió rechazado, más bien, desesperado, ahora que podía tocarle sin temor parecía que Geno no se sentía afable de su contacto; su mente se hizo toda una película donde ahora él era el repudiado, trató de no hundirse en su imaginación.

Tras unos segundos, Geno respondió.

— No.

No quitó su mano de su espalda, tratando de ser más gentil en su deslizamiento de arriba a abajo por su espalda, pudo percibir que la tensión en su cuerpo había disminuido.

— Eh... ¿Quieres ir a la biblioteca? A la zona de almohadas, así puedes descansar. —Esbozó una pequeña sonrisa, esperando que sus ojos celestes le miraran, pero eso no pasó, Geno negó con la cabeza, con ambas manos juntas.

— No... Estoy bien. —Su voz con disfonía le hizo dudar de esas palabras— Perdón...

El tono inefable también le hizo dudar de todo.

Se tuvo que morder la mejilla para evitar suspirar atormentado.

— No tienes que disculparte más, tú no tienes culpa de esto.

Esas palabras hicieron que Geno abultara su labio inferior, pronto su cabeza bajó más y sus ojos se cerraron, dos segundos después dio otro brinco, se había quedado dormido y ahora no paraba de cabecear.

Reaper quería lanzarse por la ventana, el estado del contrario le estaba preocupando mucho y no se creía que la situación le había afectado a ese punto, no sabía qué hacer, más que quedarse en silencio para no forzar la laringe adversa y solo acompañarle, acercándose un poco más para prestar su hombro por si se llegase a desfallecer. Estuvo un par de minutos así, hasta que el timbre sonó y asustó a Geno, quien soltó "perdón" entre sueños.

Se puso de pie y tomó su mano un instante para darle entender que también se levantase, le guió hasta el pasillo de tercero para que entrara a su salón, ignorando que al ser visto juntos los murmullos comenzaron otra vez. Geno le miró por un momento antes de entrar, moviendo su mano por debajo como despedida, mientras que Reaper se quedaba quieto en el pasillo, con la expresión afligida.

Ni golpeando a cada uno haría que todos se callasen, debían soportar ese peso, hasta que se olviden. Pero si él mismo se sentía incómodo con los ojos de sus compañeros de curso, ¿cómo se debería sentir Geno? ¿Podrían hacer algo en la directiva? ¿O también estarían del lado de los malnacidos que engañaron al menor?

Volvió a su salón con su cabeza hecha un lío, todo sería más fácil si se cambiasen de escuela, podrían iniciar una nueva vida, mas, él no podía pues solo le quedaba ese semestre para salir a la educación superior, entretanto Geno no tenía el poder de cambiarse. Estaban en un callejón, aun así, lo mejor que podía hacer es tratar de mejorar el estado del chico que le gustaba, que viese en él nuevamente un lugar donde protegerse, se iba a preparar para ser el príncipe azul incluso fuese necesario raptarlo, a tiempos desesperados, medidas desesperadas. 

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora