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Marzo 3 semanas — miércoles

Todo había ido bien.

Debido a las pruebas contundentes que Geno había grabado, la situación estuvo a su favor desde el principio, no importaron los intentos de sus progenitores en desviar la denuncia sobre el secuestro, no había marcha atrás. Todo concluyó en que ellos quedarían en prisión y en consecuencia, Fresh pasaría a ser el tutor legal del menor; Geno quedó registrado en un par de programas para poder sobrellevar el trauma y ser atendido con profesionales además del psicólogo.

Reaper no pudo evitar gritar de emoción cuando Geno le escribió los resultados, estuvo todo el día con el estómago apretado que ni había podido comer, los nervios lo habían consumido bastante y ni con tres tazas de té se calmó. Tras saber lo sucedido tampoco pudo tranquilizarse, quería ir donde estaba Geno y celebrar de algún modo, pero no podía aplazar los proyectos de la escuela o iba a reprobar, además su amado necesitó dormir después de muchas emociones en poco tiempo.

Debió ser difícil para él tener que afrontar a sus padres después de creer por años que eran buenos, después de haberle entregado todo su amor -y cuerpo-. Cada noche lo llamó para hacerle compañía, haciéndole saber que todo lo malo había terminado, que ahora le quedaba un futuro lleno de oportunidades y sin barreras, y gracias a los jueces se pudo mantener el caso en anonimato, las noticias no darían información sobre el tema, haciendo que lo sucedido no pase a ser rumores que afectasen mucho más al joven.

Felizmente, la distancia se pudo romper el día miércoles, tal cual había dicho Geno su psicólogo quedaba en camino en la escuela, por lo que a las cuatro y diez de la tarde Reaper caminó rápido hasta el lago, lugar donde habían acordado su tan esperado encuentro. Esperó impaciente en uno de los bancos más cercanos al camino de tierra que llevaba hasta la salida, con los brazos cruzados y con el corazón a tope por los nervios y la emoción de ver a Geno una vez más.

La sensación era insufrible, pero ser consiente de eso le daba un toque especial, antes podía estar semanas sin verlo, actualmente ya no podía estar lejos de él por tanto tiempo. Cada día lo amaba con más fuerza y se lo iba a demostrar aún sus nervios lo consumieran.

— Hola.

Reaper se sobresaltó al escuchar su nombre, alzó la cabeza encontrándose con el responsable de sus ensueños, ahí estaba el albino, con su bufanda color burdeos rodeando su cuello y mentón, un abrigo que parecía ser nuevo y por supuesto, con sus hermosos ojos celestes mirándole fijamente.

Se relamió los labios al sentirlos secos por el frío, algo apenado por no poder darse cuenta de que había llegado, se había quedado en sus pensamientos y no reaccionó a tiempo para abrazarlo en un dramático encuentro.

En cambio, solo sonrió al igual que el menor. Se levantó.

— Geno. —Saludó, ni tuvo que esforzarse en hacer gestos de que se acerque, el aludido dio un paso al frente permitiendo que Reaper lo atrajera desde la cintura, ambos se abrazaron de manera natural— Dios, te he extrañado mucho.

Geno respiró profundamente, hundiendo su rostro en su pecho. Reaper apegó su mejilla sobre su cabeza, también suspirando por el alivio de tenerlo junto a él.

— Yo también. Siento que no te he visto hace...

— Una semana.

— Sí, pero, iba a decir años...

No pudo evitar reír bajito, sonrojándose por haber arruinado el piropo del albino. En cambio, se separó un poco para incitar a que lo mirase, Geno lo hizo, sus mejillas y nariz tenían un lindo color acaramelado, sus ojos grandes tenían un bonito brillo, sus labios estirados le daban deseos de besarlo.

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora