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Marzo 1 semana — miércoles.

Fue bastante difícil tener que ir a trabajar el martes, después de la escuela se había quedado durmiendo junto a Geno en sus cuatro horas de descanso antes de tener que irse junto a Blard; dejarlo solo era una sensación horrible, se sentía paranoico creyendo que sus progenitores estarían esperando cualquier momento de debilidad para llevárselo de vuelta a la casa. Hasta ahora no había nada en las noticias así que nadie sabría que Geno estaba en su departamento.

Tras trabajar y tener una larga jornada de clases del siguiente día, fue tan rápido como pudo hasta el departamento, entró quitándose los zapatos y se topó con el albino recostado en el sofá puesto como cama, parecía que no se había movido desde ayer y eso le preocupó. Miró a los lados mientras dejaba la mochila a un lado del sofá, posteriormente se sentó a su lado llamando su atención, el albino le miró y su expresión se hizo más afable.

— Hola.

— Hola. —Respondió Reaper, acarició suavemente su cabeza— ¿Dormiste?

— Sí... Pude.

El pelinegro suspiró aliviado.

— Eso es genial. Podré dormir tranquilo.

— ¿Vas a dormir ahora?

— No, después, primero debo saber ¿Dónde está Blard? Se supone que tiene clases virtuales ahora, ¿no?

— Salió al supermercado hace poco...

— Diablos, pero le había dicho que no te deje solo.

— Está bien... yo le insistí que podía ir, estoy bien, en lo que cabe.

Subió las piernas a la cama para poder estar más cerca del menor, en todo ese tiempo habían estado esperando la respuesta de Fresh en el celular de Geno, esperaban que respondiera pronto, estaban contra el tiempo de todos modos.

Estando apegado, el menor le abrazó sin mucha fuerza y pronto volvió a llorar. Le había agarrado desprevenido ese gesto, pero sin mayor problema mimó su espalda, lo condujo a recostarse en el colchón junto a él cosa que Geno aprovechó para abrazarlo hasta con las piernas impidiendo que se moviera.

Guardó silencio por un par de minutos, dejando que Geno se calmara de aquel llanto. Al escuchar sollozos más inaudibles y que se sorbía la nariz, habló.

— ¿Comiste algo?

— No tengo hambre...

— Pero debes comer.

— Mhhm...

— No necesariamente algo contundente.

— En la mañana comí con Blard cuando llegó del trabajo...

— Pero ya es tardee. —Se quejó como berrinche. Buscó con la mano su mejilla y acarició con el pulgar, su piel estaba cálida y húmeda por las lágrimas— Solo una sopita, ¿O no te gustan mis sopas?

— Son ricas...

— ¿Entonces quieres que te alimente?

— No uses ese tono, no soy un bebé.

— Pero quiero mimarte. Necesitas todo mi cariño.

— No quiero sopa.

— ¿Por qué?

— Porque estoy cómodo.

El menor se removió un poco, cosa que provocó una risita en el pelinegro, Geno era muy lindo, solo porque su cabeza no estaba a su altura no le estaría dando un par de besos. En cambio, movió las piernas para tenerlas entrecruzadas, logrando que ahora Geno soltase una risa desde su garganta, poco audible y cariñosa.

— ¿Y ahora?

— Mejor.

— Estás calentito. —Comentó el ojiazul, mas no pudo seguir ese tema pues escuchó un suspiro algo entrecortado del adverso— ¿Geno?

— Lo siento... Es que tuve una pesadilla...

— No me la cuentes si no quieres.

— F...Fue como revivirlo todo otra vez...

— Oh, dios. —Suspiró, en contra voluntad lo tomó desde los costados para elevarlo a su altura, así pudieron verse cara a cara, le esbozó una sonrisa— Piensa que eso no volverá a suceder, ni con ellos ni con nadie.

— Lo sé...

— Yo jamás te haré algo si no quieres.

— Lo sé...

— Tenlo por seguro, ni ahora, ni en diez años más, ¡Ni en cincuenta!

— ¿Cincuenta?

Los ojos adversos se agrandaron ante esa cifra, Reaper amplió su gesto, mostrando los dientes.

— ¿O sesenta? ¿No crees en el amor eterno?

— ¿Estarás conmigo siempre?

— Sí. ¿No quieres?

— ...Sí quiero.

Reaper cerró los ojos al no poder hacer una expresión de felicidad más grande, Geno le abrazó como pudo por el cuello, estaban prácticamente apegados desde esternón hasta pies y lo único que sentía el mayor era calidez y comodidad, también unos ligeros escalofríos que terminaban en su pecho haciendo que su corazón latiese más y calentase sus propias mejillas. El ambiente era acogedor.

Ambos sin ningún aviso previo juntaron sus labios, pero fue un toque delicado donde sus labiales apenas se rozaron, se quedaron así, inhalando y exhalando suave. Geno cerró los ojos, Reaper se quedó apreciando con los párpados algo caídos, podía apreciar sus cejas, su cabello caído, también las marcas de sus ojeras un poco mejoradas a comparación de hace dos días, sus pómulos estaban enrojecidos y con las marcas de sus lágrimas anteriores.

Alzó el mentón para besar su nariz, el ruido fue muy bajo, únicamente audible para ellos.

— Tienes la nariz rojita.

— Mhm —Se quejó— Por llorar.

— No me gusta que esté roja por eso, solo cuando te sonrojas.

— Deja de empalagarme.

— Es que de esa manera te pones más rojo.

— ¡Mhm! Eres más agradable cuando te callas.

— Cállame.

Geno abrió un poco sus ojos frunciendo el ceño, alzó su mentón y le besó con el mismo sonido que Reaper hizo antes. Nuevamente, quedaron con el rostro así, estirando los labios para darse un par de besos casuales mientras sus ojos yacían cerrados.

Duraron media hora hasta que el sueño los venció, sin embargo, algo los despertó y fue el celular del albino. 

Ambos se sobresaltaron, Reaper tuvo que alzarse para tomar este dándose cuenta de que quien los estaba llamando era el tío del menor: Fresh.

Tragó saliva, miró de soslayo al menor que se quedó en el sitio, dijo en voz baja "es él" y contestó.

— Hola, soy la pareja de Geno, necesito hablar con usted.

INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora