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Septiembre semana 3 - Martes

La puerta cerrándose frente sus narices ya era un escenario común para el pelinegro, era quinta vez en el mes que quedaba fuera del salón de clases y eso que recién estaban comenzando el año escolar. Suspiró rendido, yendo al baño para lavarse el rostro y lograr despertar para reorganizar su día, podía aprovechar de avanzar en alguna tarea o simplemente descansar lo necesario, quería evitar desmayarse nuevamente.

Tras solo un minuto de pensarlo, se inclinó por la segunda opción, sus ojos se pegaban y quería simplemente descansar un día entero. Dispuesto a tomar una buena siesta, caminó por los pasillos hasta dirección el patio, tenía que cruzar el pasillo exterior para llegar a la biblioteca y buscar el mejor lugar para dormitar; sin embargo, su maravilloso plan se vio interrumpido por la presencia de alguien, exactamente del chico que provocó sus mil y un dilemas la vez anterior.

Aquel joven de cabello fino y largo estaba apoyado en una de las vigas que sostenían el techo del pasillo exterior, estaba con los ojos cerrados dejando apreciar sus largas pestañas, aunque por la inclinación el flequillo que tenía tapaba parcialmente su ojo derecho. Reaper al toparse con él no supo que hacer, podía huir dándose la vuelta pero tampoco perdía nada con rodearlo y seguir su camino; no obstante, debió haber pensado que quedarse casi a su lado divagando en qué hacer llamaría la atención del contrario.

El chico de ropas totalmente blancas levantó el mentón a la par que abría los ojos, alzando las cejas al reconocerle, eso sintió Reaper pues pronto la expresión de su rostro volvió a ser una suave y con poco sentimiento.

— Hola. —Saludó el adverso.

— Eh, hola. 

Titubeó, mordiéndose interiormente el labio, todas sus oportunidades de evitarlo se habían esfumado, no le quedó otra que relajar el cuerpo y dejar de verse que correría en cualquier momento.

— ¿Cómo está tu cabeza?

— Mejor, no era nada así que me quité el parche el mismo día.

— Eso es poco inteligente de tu parte.

— ¿Huuh? —Soltó un sonido algo indignado, el albino solo parpadeó mientras se erguía, separándose de la viga.

— No nos presentamos, me llamo Geno.

— Yo Reaper.

— ¿De qué curso eres?

— Cuarto. 

— Oh, yo soy de tercero. ¿Por qué nuevamente te estás saltando clases?

— Eso puedo también preguntártelo a ti, no es primera vez que te veo vagar por la escuela.

El susodicho Geno se arregló el cabello permitiendo que se vieran ambos ojos claros y opacos, fijos en el más alto.

— Nada de otro mundo, me quedo dormido. Y como sabes, no nos dejan entrar si llegamos tarde, prefiero evitar tocar la puerta, es un caso perdido.

— Sí... Tienes razón. —Eso le hizo sentir tonto, pues siempre tenía la esperanza de que le dejaran entrar aunque llegase tarde, nunca logró buenos resultados más que el silencio y los murmuros de sus compañeros, seguramente hablando de su impuntualidad.

— Como es caso perdido, —Continuó Geno— ¿Me acompañas? Podemos sentarnos aquí y descansas, te vas a desmayar otra vez.

— No me voy a desmayar. —Respondió rápido— No creo que sea...

— Vamos. Debes relajarte.

Reaper se encontró entre la espada y la pared, podía fácilmente rechazar su invitación, mas su rostro era tan cautivador que la intriga le ganaba. ¿Quién era ese chico que con solo un tono neutro y una expresión apacible sin necesidad de sonrisas podía manipular su mente? Tragó saliva para dar en respuesta un asentimiento mientras suspiraba. El albino, sin mucha expresión se dio vuelta para caminar, él le siguió.

Tras un par de pasos llegaron al interior de la escuela otra vez, en un sector con un par de banquillos con grandes ventanales en la pared de atrás, Geno se sentó siendo seguido por el azabache, quien tuvo que quitarse la capucha por el ligero calor de la adrenalina, su cuerpo parecía estar listo para huir en cualquier momento, mas intentaba no evidenciarlo, sonriendo con tontas muecas.

— ¿Qué... clase te estás perdiendo ahora? —Habló Reaper, observando la pared de al frente. Como era un sector de descanso, no había salones cercanos.

— Inglés.

— Diablos, me muero si me perdiera esa clase, mi inglés es horrible.

— Es sencillo, tiene solo una palabra para denominar el artículo definido*.

— ...Sí, en eso tienes razón. Aunque me gustaría aprender otro idioma en vez del inglés.

— ¿Cuál?

— No sé. Tampoco me la he pensado.

Geno soltó un "pf" desde sus labios, ahí fue cuando Reaper se dignó a verle, por más que eso significaba caer nuevamente a la naturaleza adversa. A pesar de lo incómodo que podía estar, Geno no tenía dificultad de seguir conversaciones y hacerlas amenas, por un momento Reaper podía olvidarse de lo anterior, por más que le disgustara que no se disculpara o no se viese afectado por lo ocurrido en la enfermería.

Como si ese pensamiento fuese una predicción, después de ese breve silencio, Geno alzó un poco la mano para dejarla reposar en el muslo del ojiazul, cosa que le hizo sobresaltar, guardando silencio.

— Dale una oportunidad al inglés. Si por alguna razón quieres irte del país, el inglés sirve mucho.

— B-Bueno, si me quisiera ir m-me aprendería el idioma al país que me v-voy, ¿n...n-n-o?

Su voz se cortó mucho más cuando aquella mano, blanca y delgada al punto de ver bien las venas bajo su piel, subió más sobre su pantalón, acariciando con su pulgar la tela, acercándose sin titubeo a su entrepierna. Solo cuando estaba a un milímetro de llegar pudo reaccionar apartando la pierna y el cuerpo completo, haciendo un movimiento exagerado para levantarse, mirando otra vez desconcertado al menor.

Nuevamente había ocurrido.

Nuevamente Geno le estaba mirando confundido.

— Y-Yo... Me di cuenta que quiero ir al baño, n-no me esperes, gracias por la conversación.

— Espe--

No escuchó más de su voz, pero tampoco se atrevió a detenerse, caminó tan rápido como pudo para alejarse del albino.

// *En Noruega, su idioma tiene tres variantes, femenino, masculino y neutro, y si no fuese menos, se fusionan con los sustantivos.

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INCLEMENCIA | BLANCO Y NEGRO #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora