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Un Escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí una toalla húmeda sobre mi vientre.
- Lo siento, ¿Estás bien, fuí demasiado brusco?- Preguntó preocupado mientras me limpiaba con la toalla.
- Si, estoy bien. No fuiste brusco, estuviste perfecto.- Dije mientras aún trataba de normalizar mi respiración.
- Tus piernas aún tiemblan,- Noté que miraba mis piernas y si, tenía razón.- ¿Segura que estás bien? ¿Debería llevarte al hospital?- Preguntó con terror en su voz.
- No Changbin, quédate tranquilo, estoy bien no te preocupes.- Traté de calmarlo por segunda vez.
- Está bien.- Asintió y volvió a su tarea.
Cuando terminó de limpiarme se levantó de la cama y dejó la toalla en el baño para volver a acostarse a mi lado cubriéndonos a ambos con sus sábanas, me acomodé quedando boca abajo y él se giró hacia mi comenzando a trazar círculos en mi espalda con la punta de sus dedos causandome escalofríos.
- Eres preciosa, ¿Lo sabías?- Preguntó de repente, sus ojitos brillantes hicieron que mi garganta se secara y mi corazón se sacudiera como loco.
- No digas eso.- Cubrí mis mejillas sonrojadas con mi brazos, él ante eso soltó una pequeña risa.
- ¿Qué, tienes vergüenza? Hace unos minutos no la tenías cuando me llamabas p...- Me incorporé rápidamente y cubrí su boca con mis manos.
- Basta, no es necesario que lo digas.- Ambos reímos cuando quité mis manos de su boca.
Una notificación en mi celular llamó mi atención interrumpiendo nuestras risas, me incliné un poco para tomarlo de la mesita de noche y abrir el mensaje, era Christopher que quería que le contara como me había ido en la reunión, mientras le respondía que mañana le contaría en la oficina noté que era tarde, debía regresar a casa cuánto antes.
- ¿Quién es?- Sentí a Changbin detrás de mi abrazar mi cintura pegando su pecho a mi espalda.
- Es mi mejor amigo, quiere saber cómo me fué en la reunión.- Dejé mi celular a un lado y me concentré en el calor de su abrazo.
- Aah, ¿Y cómo te fué en la reunión?- Preguntó fingiendo demencia.
- Oh fue terrible,- Dramaticé.- el hombre con el que me toca trabajar es un horrible ogro mañoso.- Solté un llanto fingido.
- ¿Es eso así?- Preguntó intentando contener la risa escondiendo su rostro en mi cuello.
- Sí, él es muy feo. Tu no, tu si eres guapo.- Lo sentí sonreír contra mi cuello.
- ¿En serio?- Preguntó saliendo de su escondite, tomó mi mentón entre sus dedos haciendo que lo mirara, yo asentí haciendo un pequeño puchero.- Entonces tendré que besarte para que lo olvides.- Y sin perder más tiempo, me besó.
Creo que podría vivir de tus besos.
- ¿Te quedarás conmigo hoy?- Preguntó aún sobre mis labios.
- No puedo, Christian debe estar esperándome.- Se alejó mirándome con el ceño fruncido.- Además, sabes que la primera regla de esto es no dormir con tu amante.- Su mirada se oscureció.
- Claro, tienes razón.
¿Lo he arruinado?
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